YA LO TENÍA PLANEADO
Por Paco Landa.
León, Gto.- Jairo Uriel Hernández Juárez, de 31 años de edad, será presentado ante el Juez Penal de Primera Instancia por delitos de Homicidio y Lesiones Calificados, por haber atentado en contra de la vida de su tía y dos sobrinos suyos menores de edad, y por haber causado lesiones graves a otro, la tarde del viernes 20 de julio, en el domicilio de las víctimas en la colonia La Floresta, así lo informó el procurador de Justicia del Estado, Carlos Zamarripa Aguirre.
Según la declaración del confeso asesino, ya había planeado el ataque días antes, como represalia de los malos tratos de los que había sido objeto por parte de su primo (padre de los menores) y su tía, abuela de los infantes, por lo que se drogó con enervantes (marihuana) para “darse valor” para cometer el delito.
La intención de Jairo Uriel Hernández, de acuerdo a su declaración, era sólo asesinar a su tía y a uno de los infantes, pero desconocía que en la casa se encontraban los otros dos menores. A las 9:00 de la mañana, se presentó en el domicilio con el pretexto de pedir dinero u objetos prestados para comprar más droga, por lo que empezó a discutir con la abuela hasta las 14:00 horas, cuando decidió comenzar su venganza.
El hoy detenido llevaba consigo una cuerda con la que pretendió ahorcar al niño de 11 años, pero detuvo su agresión al ser interrumpido por la niña de 3 años, que intentó auxiliar a su hermano mayor, pero sólo consiguió ser atacada y murió asfixiada por las propias manos de su pariente.
Posteriormente, se dirigió al menor de 2 años y le dio muerte con un cuchillo de cocina al causarle varias lesiones; después se dirigió a donde su tía y la hirió en el cuello mortalmente. Al terminar, se dio cuenta de que el menor de 11 años, aún vivía y después de tomarle el pulso, le roció cloro en el rostro para asegurarse de que muriera; lo mismo hizo con los otros dos infantes.
El asesino confeso hurtó varios objetos y tomó un taxi con la finalidad de ir a venderlos. Una vez realizada la transacción, decidió despojarse del cuchillo y de sus ropas, las cuales puso en una bolsa negra, con la intención de deshacerse de la evidencia.
Carlos Zamarripa Aguirre destacó que gracias a la interacción de los grupos multidisciplinarios, este delito pudo ser esclarecido el mismo día que se cometió.