…Y VUELTA LA MULA
Lo que sigue es una serie de opiniones personales y que no necesariamente reflejan el sentir de los que de este lado de la pantalla hacen su mejor luchita por hacer llegar el material a usted, amable lector del otro lado del monitor, que a su vez está en todo derecho de diferir en lo que se le hinche con lo aquí expresado.
Tampoco contiene risas grabadas.
¡AHÍ VIENEN LOS PRILLISTAS!
A una docena de años de que el legendario Vicente Fox Quesada cumpliera eso de fumigar la residencia oficial de Los Pinos de toda clase de bichos y alimañas patones o rastreras, el partido este que apañó los tres colores de la bandera junto con todo lo demás regresa en su versión recargada a continuar lo que sea que se les haya quedado a medios chiles, de la mano del copetudo señor esposo de una tal señora Gavi.
Como puede recordarse, la jubilosidad no se les dio a seguidores ni seguidos priistas cuando se anunciaron los presuntos resultados electorales, este julio regalado que pasó. ¿Y qué es lo que pasó, que se desmayó? No, al parecer nomás se estaban aguantando la risa, mientras que otros peleaban por enseres menores en Soriana.
No celebraron en las calles ni hubo mayores expresiones espontáneas de alegría, como tampoco las hubo este primero de diciembre, ya con el candidote ungido como preciso nacional, en parte porque, para empezar la función y estrenar las recientes instalaciones antimotines que rodeaban el recinto camaril de los diputados, donde se celebraría el bravo festejo demidemocrático del cambio presidencial, se trenzaron gacho tiras y lo que se dio en llamar “grupos anarquistas”. Y valió maracas el espíritu decembrino.
Los supuestos vándalos iban más bien equipados como grupos de choque, y llevando máscaras antigases, con piedras y bombas molotov dejaron en claro que sus intenciones eran hostiles. Y desconcertantes. Más allá de mostrar su descontento y posiblemente herir de gravedad a algunos polis, que no son sus verdaderos enemigos, esa supuesta protesta popular, que destrozó y/o rayó todo a su paso por calles del centro defeño, de un modo tremendistamente destructivo, no consigue nada y le viene como anillo al hobbit a aquellos que pudieran preferir estrategias de confrontación por parte de la fuerza pública como modo de relación con el grueso de nosotros, pueblo llano, pero no por eso menos chipotudo.
Eso es claro que lo sabe cualquier persona con el ánimo inconforme por la política y los manejos de este país, más aun con toda esa incertidumbre cultivada en meses recientes, durante la elección presidencial, intentos evidentes de desprestigio contra el movimiento ciudadano-estudiantil y contra otros partidos de parte de los que hoy se han hecho, aiga sido como sigue siendo, con esa crazy little thing llamada poder.
Lo que cala hondo en la preocupación de muchos es ese ya muy choteado método de apañar al primer wey que se pueda y echarle la culpa, tan chambona y culeramente como le dé a uno la vergüenza, si es que eso le acomoda. Nada más no es de gentes.
Que hagan bien su trabajo, piden en el video ese de la indignación -si uno de nosotros está preso, todos lo estamos- que ya circula en cualquier esquina de la tecnósfera. Ojo. Gran papa caliente que se estarán tirando de ida y vuelta el gobierno federal y el de la capital, que también salió embadurnado, sobre todo tras denuncias de tortura aplicada por policías de la capital sobre algunos de los 70 o más detenidos, muchos de los cuales, se asegura, se manifestaban pacíficamente o de plano ni andaban por ahí en son de protesta.
Frase para el sexenio: ¿Tú vas al super o a la Comer o tienes vales de algún otro? Que no es lo mismo que ¿Tienes el valor, o ni madres?
CÁLLATE, CHACHALACA
El escritor chino Guan Moye (Guanito, para los cuates) que publica bajo el apodo de Mo Yan sus cuentos y relatos influenciados por el realismo mágico de Gabriel García Márquez, será distinguido con el Premio Nobel de Literatura la semana que viene, lo cual trae encabritados a varios artistas paisanos suyos, quienes aseguran que el hijo de campesinos es un defensor de la represión en aquel país, y en general de todo el régimen.
La verdad es que Mo Yan, haciendo gala de su sobrenombre, que quiere decir “No hables”, para aquellos no tan fluidos en mandarín, ha declarado que la censura existe en todos lados, pero que no importa porque los escritores son libres en su interior, bla bla bla, y deben estar por encima de cosas tan mundanas como la clase social, la política y todo lo demás.
Uno de sus compatriotas, el activista político y artista de múltiples inquietudes, Ai Weiwei (juro que no es jalada mía, así dicen que se llama), dijo que Moye no sólo defiende a gandallas, sino que se beneficia por eso, y no se explica su dicho de mantenerse por encima de la política siendo que ha aceptado cuanto hueso le ha tirado el gobierno chino.
Ya de pasada, se la ha agarrado contra el comité del Nobel, que en ocasiones ha demostrado tener un bizarro sentido del humor a la hora de elegir a los que se llevan la todavía apreciada distinción, dando por ejemplo este año el Nobel de la Paz a la Unión Europea (¡Ai Weiwei!), a pesar de tantísimos peros y de que había otros candidatos a los que les quedaba mejor el saco.
Otro ganador del Premio Nobel de la Paz, pero en el 2010, el también chino Liu Xiabo, cumple una condena de tres años en una cárcel de su país, acusado, óigame usted, de incitar a la subversión, y aunque el mentado Mo Yan había dicho hace unos meses que esperaba que lo liberaran para que pudiera continuar con sus investigaciones sociales, a la hora que tuvo encima los reflectores y micrófonos asociados con su recién ganada notoriedad, prefirió hacerse pedazos, y aunque se le preguntó directamente su opinión al respecto, escurrió el bulto y se negó a hacerlo, como si alguien le hubiera gritado “!Mo yan!”.
Cosas de cada quien.
Nos encontraremos por acá la semana siguiente, y no dejen de sintonizarnos sin ton ni son.