…Y SEGUIMOS COLADOS EN EL GIFF
Oh, mis queridos niños, ¡Ah pa’ nochecita, la que nos acabamos de aventar! Y es que déjenme les digo que además de cortos y largos metrajes, pues se celebran los XV años de esta hermosa princesa que es el Festival Internacional de Cine. Actorazos, directorazos, productorazos, nomás faltaron unos tazos.
Se presentaron cortometrajes de talla y realización internacional, que además de recomendables, han sido propositivos. ‘El aprendiz’ de Malasia, y ‘036’ de producción ibero-mexicana, son dos ejemplos de cortometraje que hay que ver. El primero lleva una reflexión acerca de alguien que se dedica a su profesión en algún rincón del mundo, como muchos que se encuentran en mi pueblo a la vuelta de la esquina.
Y se llevó palmas, a gusto personal, y creo que coincidiendo con muchos, la producción del regiomontano, ahora residente en España, Esteban Roel, que aborda de una forma humorística la monstruosa cara de la burocracia.
Tienen que verlos. En materia de identidad y pertenencia, se presentó un documental crudísimo sobre una realidad de este país, y es que una chica de formación literaria, sí, estudiante de letras con formación académica, se enrola en las filas del negocio del baile al desnudo, el dichoso ‘Table dance’.
Para rematar, la película presentada al final de la noche, titulada y recomendadísima, chiquillitos y chiquillitas, fue, ‘Después de Lucía’, tienen que verla. Estupenda producción, excelente argumento, estupendo elenco, y lo que me motiva a vomitarles ese punto de vista es que, aunque lenta -más nunca pausada- la trama trata sobre la enorme tensión que se desencadena a partir de lo que callamos frente al abuso.
La actuación nunca se cae, y sigo insistiendo en que el ritmo está muy bien logrado. Dirigida por Michel Franco, chavo por demás, sencillísimo.
No sé qué más decirles, chicos, la sencillez que mata dulcemente de Martha Higareda, con un carisma que fulmina, la presencia caballeresca de Sebastián Zurita, la ecuanimidad de Tenoch Huerta, el encanto de Stephanie Sigman nos regalaron un toque de sí para este medio, y próximamente tendremos la oportunidad de rendir un buen rollo en donde se hará valer cada caracter leído.
Al final se armó la fiesta en la subterránea de este hoyo barroco que es el bello Guanajuato, donde hubo oportunidad de convivir con las grandes personalidades del trabajo fílmico; fotografía y cine, y en el que pude beber como feliz vikingo kosako. Stay metal, be metal.
Con cariño, su amigo, Riff Raff