Western es una película que como muchas (sobre todo en nuestro cine nacional) expresa una opinión entre la frontera de E.U y México. los hermanos Ross hacen un retrato de Eagle Pass y su relación amistosa con Piedras Negras, siendo dos pueblos que no se tienen odio, los mandatarios de cada ciudad intenta hacer lo posible para que las relaciones positivas surjan en vez de las de odio, recurrentes en cada país… porque sí, los mexicanos también pueden ser lastimeros contra los “gringos”.
Estas relaciones son producto de una idea tradicional y antigua entre los dos poblados y era de los únicos que se defendieron ante la idea de presentar un muro divisorio entre sus habitantes… el problema, y es el que entra a escena poco a poco, es el narcotráfico; la lucha de los cárteles por el poder azotan poco a poco la inestabilidad político/social de Piedras Negras.
El filme tiene dos personajes principales: Chad Foster y Martin Wall. El primero es el alcalde de la entidad de Eagle Pass y tiene un ideal casi utópico de amistad con sus vecinos mexicanos, su apariencia bonachona no contrasta con sus ideales de mantener el pueblo con sus viejas costumbres, incluso fomentando las festividades nacionales y el día del abrazo donde se nota que la gente de los dos poblados lo adoran. Martin Wall no está alejado de la idea pacífica de Chad Foster, pero mientras Foster presenta una idea cliché del “cowboy” clásico, Wall es un hombre que bebe cerveza y grosero, y aún así se entrega al cuidado de su hija por sí sólo, mientras lucha por el cierre del comercio de las dos ciudades.
Western tiene este título por una razón, y si lo pensamos la historia de estas dos ciudades tienen elementos que se asemejan al género predilecto de muchos: los héroes rectos y necios pero de unos ideales inapelables hacia el bien, el pueblo tan pintoresco y los malos que son muy malos (y que la película decide retratar de manera muy interesante y elegante como una tormenta que se avecina y parvadas de pájaros que cada vez se hacen más grandes).
El problema de Western radica en que ocasionalmente se vuelve larga por las tantas escenas donde vemos cómo vive la gente, pero también hay que resaltar el trabajo de cámara de los hermanos Ross, un trabajo que no está realizado con la cámara más cara del condado que mis vecinos de butaca de atrás presumía, y que le sacan todo el jugo logrando unas tomas muy bonitas, demostrando que las buenas historias sólo necesitan de mentes creativas y con los medios a su disposición.
Sesión de preguntas y respuestas con Bill Ross, uno de los directores:
Audiencia: ¿Por qué decisdiste hacer esta película y como cineasta, cuál es tu punto de vista sobre la violencia en México?
Bill Ross: Mi hermano y yo crecimos viendo westerns, un día mientras filmábamos nuestro anterior proyecto, nos pusimos a imaginar en cómo sería un Western aplicado en tiempos modernos, buscábamos nuestro John Wayne moderno, y conocimos a Chad, que tiene un aire de Tommy Lee Jones y Gary Cooper. Vivo en Estados Unidos, así que como yo veo el problema es en base al consumo, mientras se consuma persistirá el problema.
A:¿Podrías hablar sobre Chad y su renuncia y sobre la muerte del alcalde de Piedras Negras?
B: Chad tiene una apariencia estóica, y nunca ha mencionado el por qué decidió renunciar, yo creo que fue para evitar más juntas del consejo. Sobre la muerte del alcalde, es controversial, la mitad dice que fue el cártel, la otra que fue un problema del avión.
A: Me desagradó el ideal del macho que aparece en la película ¿generaste empatía con los personajes?
B:Es mi trabajo, y ellos lo sabían, peleamos por varias ideas, pero algunas fueron retroactivas, eran al final de cuentas, interesante de escuchar. Es una persona diferente que yo, pero le tomé estima, no lo parecerá pero terminamos como buenos amigos.