GUANAJUATO, GTO.- El paro de actividades de estudiantes de la Universidad de Guanajuato concluirá a las siete de la mañana de este martes, luego de que hoy el gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo y el rector de la máxima casa de estudios del estado, Luis Felipe Guerrero Agripino, ofrecieran disculpas públicas por sus omisiones en la seguridad del alumnado.
El primero en disculparse fue el gobernador y lo hizo de la siguiente manera.
“A nombre de los guanajuatenses yo ofrezco esa disculpa pública a los estudiantes, por todo lo que hemos dejado de hacer como sociedad, como gobierno, para poder garantizar una vida libre y pacífica”.
Luego tocó el turno al rector de la Universidad de Guanajuato, quien así daba cumplimiento con la exigencia.
“Una disculpa a cada estudiante, a cada mujer, a cada persona universitaria que ha padecido o padece violencia de género, a cada familia que lo reciente, a la sociedad en su conjunto que quiere, que legítimamente reclama también que esto no suceda en nuestra querida Universidad de Guanajuato”.
Las disculpas públicas, más la firma de un convenio para dar cumplimiento a una serie de acciones para erradicar la violencia contra los estudiantes, el cuál tuvo que ser publicado en el Periódico Oficial del Estado, y en las gacetas Universitaria y Municipal, dieron por resultado el levantamiento del paro.
El convenio tendrá vigencia indefinida hasta que se cumpla todo lo que en el se indica. Para el cumplimiento de las cláusulas, se deberá considerar la participación de las y los estudiantes, y se deberá comprobar el cumplimiento de cada una por parte de las autoridades de forma pública.
Así, seis días históricos de protesta estudiantil llegaron a buen puerto, con una comunidad estudiantil sin miedo, nunca silenciada, y extraordinariamente empoderada y respetada en el mundo.
Son pues, la colmena que ha endulzado la boca no solo de los familiares de asesinados o desaparecidos ligados a la Universidad de Guanajuato, como en el caso del feminicidio de Ana Daniela Vega, sino las de cientos de miles de mexicanos acallados por una indolencia gubernamental que, ahora, sabemos que no solamente puede doblarse, sino también romperse.