TRANFORMERS 4: LA ERA DE LA EXTINCIÓN
Ohh Transformers.
La idea de combinar robots con vehículos y enfrascarlos en una interminable guerra del bien contra el mal. Si bien tuvo su peso en ventas en la década de los 80’s, con el tiempo se fue bajando el “hype” de estos juguetes, pero nunca quedó en el completo olvido. Sus fanáticos han perdurado, devorando comics, nuevas versiones y películas, por supuesto. Este año se estrena la cuarta parte de una franquicia con el auténtico toque de midas.
La idea de hacer una película de Transformers es atractiva; claro, no se trata de esperar una película con una profundidad a la Tarkovsky: eso es muy estúpido de esperar. Pero sí una película de acción cumplidora, de personajes agradables, y escenas de acción emocionantes. Tienes a Optimus Prime, un ícono pop que impone y es muy difícil de odiar, más un elenco de robots singulares que van desde automóviles, vehículos aéreos, hasta grabadoras con cassetes en forma de animales. Tiene el potencial de volverse una película de verano entretenida.
Y tras cuatro películas, aún no se obtienen resultados positivos.
Han pasado 4 años desde la destrucción de Chicago del pasado filme, y el gobierno de Estados Unidos ha declarado como enemigos a todos los extraterrestres que sean…transformables. Este movimiento de búsqueda y destrucción de robots está liderado por Harold Attinger (Kelsey Grammer) el cuál está aliado con una especie extraterrestre llamado Lockdown, quién se dedica a cazar especies por todo el universo y busca a Optimus Prime. Optimus, dañado y vuelto chatarra tras intentar huir de los humanos, se ha resguardado en un cine, decidiendo nunca más ayudar a los humanos, hasta que es comprado por Cade Yeager (Mark Wahlberg).
Yeager es un inventor con problemas económicos, pues quiere pagar la educación de su única hija Tessa (Nicola Peltz) además de la hipoteca de su hogar; encuentra en el desgastado camión una posibilidad de venderlo por partes y mientras intenta repararlo es cuando se da cuenta de que es un Transformer. Optimus Prime, despierta de su letargo herido, y Yeager decide ayudarlo y repararlo. Tras ser descubierto por el gobierno, Los Yeager huyen con el líder de los Autobots para encontrar a sus camaradas sobrevivientes, y saber qué es lo que los humanos esconden tras la iniciativa en contra de todos los robots.
4 películas y tenemos el mismo problema: los personajes humanos son detestables, con una excepción : Cade Yeager es un personaje simpático que busca el bienestar de su hija, y Wahlberg cumple con su papel, a pesar de que no se asemeje para nada a un inventor… uno se queda preguntando si la película hubiese funcionado si no tuviese a su insoportable hija que se dedica a gritar “papá”, correr en cámara lenta (ustedes saben, parte del contrato estipulado por Bay y sus actrices) y siempre tener una mirada desconcertada…. ah y su relación con su novio que de la nada aparece: uno juraría que el coche que viene a su rescate es un aliado de Optimus (y así parecería más lógico).
Y es desgraciadamente lo que se come el tiempo de la película, haciéndola eterna: el desarrollo acartonado de la relación de Tessa con Shane, y el conflicto que tiene Yeager con estos dos. Entendemos que es un papá sobre protector, y esto nos parecería extremo…de no ser que existe la posibilidad de que tipo que se besuquea con tu hija es un imbécil, y también un cobarde.
Este conflicto que no nos genera interés dura….casi 3 horas.
¿Y qué hay de los robots? he ahí su más grande “logro”. Por parte de los Autobots tenemos a Optimus, siempre con la voz de Peter Cullen, sus escenas de acción son bien logradas y sigue siendo el líder que busca el bien tanto de su especie como de su raza. Esta vez tiene momentos de duda, pues los humanos han estado en contra de los dos bandos, incluso experimentando con sus amigos, esto le genera un conflicto que hace algo interesante el hecho de que un tractor robot con espadas dude de salvarnos. De sus compañeros el que más rescataría sería a Hound (John Goodman); no es un personaje icónico, pero por lo menos John Goodman se entretiene con el papel y le da vida a un Autobot enérgico y de diseño curioso.
Por parte de los villanos…pues cabe destacar la participación de Frank Welker como la voz de Galvatron, Welker era la voz original en la serie y toma el lugar que deja Hugo Weaving, claro que no es aprovechado y sólo dice como 10 palabras en toda la película.
No es sino hasta el final de esta larga y tediosa “epopeya” que surge la aparición de los Dinobots. Toda la campaña publicitaria del filme es hacia estos robots dinosaurios, y es lo que motiva a muchos a ver la película. Son desaprovechados, no tienen voz, ni personalidad, aparecen unos 15 minutos….pero me iré al infierno por decirlo:
Optimus Prime montando a un dinosaurio robot mientras escupe fuego es la EPÍTOME de lo badass.
Esos últimos minutos son extasiantes, al ver a los dinosaurios devorando robots sin nombre y personalidad y destrozando la ciudad. Poco importa la trama, o los humanos; ahora, si la película fuese igual de entretenida que ese momento la podría recomendar sin problemas.
Michael Bay dirige sin entusiasmo, sólo quiere su cheque, y sabe que lo obtendrá, esta franquicia deja dinero por montones. Es prácticamente un comercial de automóviles y productos; entiendo que mostrar productos en las películas es rentable, pero si tiene una lógica, no estrellarse con un camión de Budweiser y dedicarle una toma de 3 segundos a las cervezas tiradas en el suelo mostrando el logo.
Cabe mencionar el horror de Score por Steve Jablosnky y Skrillex, los cuales se han vuelto un clon mal hecho de Hans Zimmer y sus “Bruuuuuums” (Brums es el sonido que escuchas en casi todos los trailers de películas, anda, averígualo)
Transformers 4 es aburrida, el peor pecado que este tipo de películas puede hacer. Y nadie espera salir fastidiado del cine con una película con robots gigantes golpeándose, pero lo logra.
Aunque, es mejor que la dos, pero eso no es decir mucho.