Johnny Tovar, el joven alcalde silaoense, tiene una imagen clara del Silao de hace 15 años, con una sola unidad deportiva y sin muchas opciones de estudios para los chavos.

En sus tres años de gobierno, a punto de concluir, se propuso darle a la gente de su ciudad natal opciones para que no tengan que irse a otros lugares a estudiar, trabajar o entrenar algún deporte, dejando atrás esa pintura del ayer.

De entrada, parece satisfecho con lo conseguido: las inversiones de empresas extranjeras que persiguen todos los municipios del país han llegado también a esta ciudad ubicada entre dos de las más importantes en el estado, los estudiantes tienen chance de estudiar carreras orientadas a la demanda moderna de tecnología en la recién creada Universidad Politécnica del Bajío y en la unidad de ingeniería del Instituto Politécnico Nacional, y asegura tener una unidad polideportiva que puede ser el semillero de los deportistas de alto rendimiento de los próximos años.

Considera que la cancha de basquetbol techada será una sede alterna para las abejas o los lechugueros, o para el futuro equipo local que les dé batalla y haga honor al nombre de Silao de la Victoria, y presume de haber construido para la banda la primera alberca pública, semiolímpica y totalmente equipada.

Y se aventó el puntacho de construir una pista para chavos skate, de la que tendremos chance de reportar próximamente.

Otra de sus preocupaciones, también orientadas a la chaviza, ha sido darles becas a los estudiantes de veras excelentes, así como a niños en situación de calle, como se les llama a los chavitos que luego venden chicles, a los que les dio la oportunidad de estudiar y hasta de entrenar futbol gracias a un convenio logrado con la fabrica Pirelli y el Inter de Milan.

Aunque su tiempo como el preciso del pueblo ya mero se acaba, no quiere que queden en el aire sus proyectos, y asegura que se coordinará con el alcalde entrante para que tengan una continuidad, “para el bien de la gente” de esta ciudad que, asegura, es su orgullo.