Seven (1995).
“Mierda” fue lo primero que llegó a la mente de David Fincher durante y después de la producción de Alien 3 (o al cubo, por eso del número chiquito). Fue tanto el repudio del director que esta película pudo ser el factor determinante para no realizar más producciones, según sus propias palabras “Preferiría morir de cáncer de colon que hacer otra película”. Siendo honesto, no me parece una película horrenda, pero se notan muchos hoyos argumentales y problemas de la productora, 20th “nunca aprendo de mis errores” Century Fox.
Afortunadamente las palabras de Fincher no se cumplieron, pues en 1993 leyó un guión que de inmediato lo atrapó por su trama. El juego del gato y el ratón olvidó su repudio y con ello se reavivó su interés por hacer cine. Ese proyecto fue Seven.
Somerset (Morgan Freeman) ha llegado a su casa, está en su cuarto leyendo y no ha sido un día fácil. Mientras presencia la escena de un crimen nuevo, sus compañeros le recuerdan que no lo van a extrañar, y todo por hacer bien su trabajo. Acaba de conocer al detective Mills (Brad Pitt), quien es joven y temperamental. Somerset retira el libro y sus lentes y se dispone a dormir, la ciudad sigue teniendo una lluvia sin fin y puede escuchar un crimen muy de cerca, se calma y pone en movimiento su metrónomo. El sonido de la máquina comienza a calmar a Somerset, quien cierra sus ojos… y poco a poco el sonido del crimen violento se comienza a apagar, dejando sólo la calma impuesta por esta máquina.
Somerset y Mills son testigos de un caso peculiar: un hombre estaba encerrado en su casa comiendo sin parar salsa de Spaguetti. Somerset de inmediato no quiere el caso, el hombre quiere retirarse sin tener un caso así como último, pero es inevitable. Los días siguientes Mills obtiene un caso en donde un abogado resulta asesinado en su despacho, hay algo que une los dos muertos: en la escena del crimen se encuentra escrito de manera notoria un pecado capital, “glotonería” y “avaricia”. Somerset nota un patrón y le hace saber a la comisaria, y a su suplente que están ante una amenaza más grande que dos simples asesinatos sin nada en común: un asesino serial.
Seven es una película muy, pero muy depresiva, la lluvia nunca cesa, y la apatía no muere. El guión de Andrew Kevin Walker -inspirado en su estadía en Nueva York- representa a la ciudad sin esperanza, sucia, llena de asesinatos, y los policias se limitan a cumplir su labor, sin miramientos morales. esto puede hacer que ver la película de David Fincher resulte en algo que no se antoje todos los días, pero no deja de ser un trabajo repleto y maravilloso de ver.
Hay un cuidado visual impecable, siendo notorio en las escenas de investigación; según tengo por entendido para estas escenas se utiliza un polvo que se esparce por todo el lugar, haciendo que la luz se vuelva casi tangible. Esto le da un estilo dramático, y uno en donde nuestro foco de atención es fácilmente dirigido gracias a que Somerset y Mills tienen sables de luz… eso y su compañerismo.
No son iguales, y es notorio ver que uno está cansado de los ideales mientras el otro representa esa sed de justicia que surge en los jóvenes cadetes, pero se complementan. Por cada momento donde Mills se vuelve un imbécil, consigue una amistad con Somerset y a pesar de que este sienta que su paciencia es inmensa comparado con el otro, le empieza a tener aprecio. Es el único atisbo de esperanza latente en la película, y uno que se vuelve desgarrador.
Morgan Freeman siempre se ha visto como un hombre noble, sabio y benevolente -después de todo lo recordamos como Dios-, y en Seven lo podemos ver como pocas veces: vulnerable y pesimista. Claro que no por ello es desagradable, nos convence la idea de su intelecto y conocimiento, y es un lado diferente al de Mills, que puede ser un idiota bruto.
Brad Pitt en Seven puede parecer irregular, pero es el actor necesario para este rol ¿se imaginan si la tuviese a Denzel Washington o a Stallone? Pitt fue la fuerza para que los productores dejaran de joder a Fincher -después de todo él abogó a favor del tan controversial final- y te compadeces por él y sus ideales; su risas, mal caracter e insistencia por comer todo el maldito día de cierta forma lo hace accesible. Y Gwyneth Paltrow es una mujer muy triste en una ciudad que le regurgita, uno se estruja cuando ve su andar tan triste, falta de amistades y problemas maritales, que en parte ayuda porque en ese tiempo era la pareja real de Pitt.
¿Quién mejor para musicalizar una película sobre la decadencia humana que Howard Shore? el compositor de cabecera de Cronemberg -y famoso ahora por su trilogía de la Tierra Media- hace de Seven uno de los trabajos más difíciles de escuchar en su filmografía. Genera la ansiedad suficiente para no estar cómodo, pero es una cátedra a la hora de hacer un trabajo de horror.
La primera vez que vi Seven fue un sábado donde compraba películas para mi extinta primera colección (amén de esas incontables personas que se fueron quedando con mi colección poco a poco). La puse en mi computadora y me quedé viéndola solo, al término estaba confundido, y muy deprimido. La película tiene sustos, pero era una perfecta representación de que las películas con atmósfera no habían muerto; el horror se ha plagado de “jump scares” y Seven sí los tiene, pero los implementa de manera inteligente y no abusa de ellos, es su ambiente sucio y lluvioso, su elegancia a la hora de las tomas, y su dilema moral lo que nos hace pensar que esto es real y escalofriante. He ahí su gran horror: no hay sujetos quemados del rostro ni cajas que abren portales a un mundo de placer, hay un hombre que tiene una misión divina, que surge en pleno día donde esta maldita lluvia se acaba y nos hace pensar que efectivamente, ganó.