Por Luis Andrés Álvarez Aranda

La continuidad de políticas públicas resulta tan importante como la creación de las mismas. Los grandes problemas de nuestro país se deben atender de fondo, desde la raíz, considerando temas como la educación, el empleo, la inseguridad y la salud. Para ello resulta necesario actuar desde los municipios quienes representan el nivel de gobierno más cercano a la sociedad.

Difícilmente los municipios implementan políticas públicas con metodologías formales priorizando una agenda pública que dé respuesta a los retos del presente y futuro, mucho menos realizan evaluaciones de las mismas. Desgraciadamente los tomadores de decisiones tienden a actuar con base a “ocurrencias” y la única “evaluación” que importa es la percepción social traducida en votos para la próxima elección.

Aunque en ocasiones los municipios sí realizan obras con sentido social, análisis y procuran dar solución a problemas de sus comunidades; atendiendo temas como la cohesión y la reconstrucción del tejido social, desgraciadamente la falta evaluación y continuidad por las siguientes administraciones las convierte en elefantes blancos. Es decir, obras subutilizadas que habiendo sido construidas con la mejor de las intenciones se vuelven espacios que terminan siendo una pérdida de tiempo y dinero.

Es preponderante que en la generación de la política pública exista una correlación entre elementos técnicos y la intervención de analistas expertos. Debe también integrarse un conjunto de acciones estructuradas, estables y sistemáticas, con respeto a la legalidad y consideración de la participación ciudadana. Además debe existir certeza en la inversión de los recursos destinados y el fin último de éstos. Todo para dirigir las acciones de gobierno hacia objetivos de beneficio público.

Asimismo es necesario que exista continuidad, madurez, humildad y responsabilidad por parte de nuestros gobernantes para no echar por la borda los trabajos cada trienio. Para gobernar una ciudad se cuenta con muy poco tiempo (entendiendo que no siempre serán reelegidos) y los recursos jamás son suficientes. Si a lo anterior se agrega la falta de capacidad, visión y planeación sólo tendremos como producto un municipio sin rumbo que desperdicie los recursos públicos: una ciudad no se puede inventar cada tres años.

Si hablamos de obras que no tienen continuidad estamos hablando de obras fracasadas, sin importar la voluntad con la que se hayan hecho ni el esfuerzo o el costo que hayan tenido, ya que el fin de las obras y las políticas públicas es por supuesto, que le sean útiles a la sociedad.

Hoy León sufre un cúmulo de problemas in crescendo como la educación, inseguridad y el deterioro urbano principalmente; que a su vez afecta a otras muchas áreas como la economía, contaminación y desempleo. Es muy sencillo reclamarle al Alcalde en turno, que como figura representa la autoridad más cercana a la población. Pero la realidad es que los problemas públicos no sólo tienen como culpable al Presidente Municipal actual, sino a todos sus predecesores, aunque éste, sigue cometiendo los mismos y más errores.

Para gobernar se requiere de una ideología que priorice la vocación de servir, se entienda el significado de justicia social, pero además, para lograrlo es necesario saber cómo hacerlo y en dónde se está parado.

Los problemas que hoy nos aquejan son muestra de que desde hace tiempo algo se está haciendo mal y desgraciadamente no se ve cómo hasta el día de hoy se busque corregir. Las administraciones tienden a perderse entre problemas cotidianos, se ven rebasadas por el día a día y la opinión pública. Carecen de responsabilidad, preparación académica y planeación. Ya no basta con un candidato carismático o una “marca” ganadora acompañada de una administración clientelista con buenas ocurrencias, la actualidad exige seriedad en las decisiones.

¿Sería exagerado decir que León se ha venido desarrollando a pesar de los gobiernos municipales?

Luis Andrés Álvarez Aranda: Abogado, Política y Gestión Pública. Futbol, tenis, bici, patines, corro, leo y tomo fotos. Panzaverde!