A través de una “investigación científica”, el control regional de la PGR ha determinado que el ataque del 24 de agosto contra una camioneta diplomática en Tres Marías, sobre la carretera Cuernavaca-DF, fue realizado por no menos de 14 agentes de la Policía Federal, a las órdenes de cinco mandos de esa corporación, lo cual da por tierra con la versión de que todo había sido un lamentable mal entendido de parte de policías que investigaban un secuestro.

Al parecer, los agentes terminaron soltando la sopa y dijeron que sus jefes ordenaron el ataque y luego que mintieran en sus declaraciones. De los cinco mandos, cuatro tenían amparo en mano cuando llegaron a apañarlos, por lo que nomás le echaron el guante al inspector general de la Policía Federal Juan Manuel Pacheco Salgado. De los otros, no dicen el nombre.

La camioneta blindada, conducida por un capitán de la Marina y en la que viajaban dos presuntos agentes de la CIA, recibió más de 150 disparos, sobre todo en las ventanas delanteras, mientras esquivaba a las patrullas y autos particulares que participaron en la persecución sobre terracería y un tramo de la carretera federal, en la que terminó sin que se aclare la razón, y en la que los pasajeros sobrevivieron casi milagrosamente, aunque con heridas leves. Horas después, los gabachos ya habían volado fuera del país.

La Policía Federal, a las órdenes de su director, Genaro García Luna, estuvo involucrada a lo largo del sexenio en incidentes que fueron repetidamente señalados como montajes, y que dejan, sobre todo luego de este hecho, una sombra de duda como remate de un periodo macabro en la historia del país.