Santas no tan santos…
El cine ya la agarró contra Santa Claus. Este ajusticiamiento fílmico quizá se deba en gran parte a que la iconografía del personaje que es mundialmente conocida, partió de una astuta campaña publicitaria financiada por la compañía refresquera de mayor aceptación en nuestro país; imagen de alcance global que poco o casi nada tiene que ver con la historia del místico San Nicolás de Bari, de donde dicen algunos hagiógrafos proviene su inspiración primaria.
Como icono mercadotécnico, el gordo barbudo vestido de rojo y costal en el lomo, se ha perpetuado a través de la televisión y por supuesto el arte fílmico tiene parte de la culpa, influencia de la que nuestro país no ha escapado, nomás baste recordar las encarnaciones navideñas perpetradas por José Elías Moreno a finales de la década de los sesentas y más recientemente por el recién fallecido Pedro Armendáriz en Navidad S.A. (Fernando Rovzar. 2008)
Esta especie de reinvención impía marcada por un evidente tono de chacota ya tiene sus añitos. Entre los filmes más recordados podemos citar el slasher film Silent Night, Deadly Nigth (Charles Sellier. 1984); la variante macabra de animación producida por Tim Burton Pesadilla antes de Navidad (Henry Selick. 1993); la más inocua Santa Cláusula (John Pasquin. 1994) comedia gamberra donde incluso se dan el lujo de matar en un gag hilarante al gordo bonachón, para finalizar con dos inefables irreverencias high tech en clave de terror rodados en Europa (Sint. Dick Maas. 2010 y Rare Exports. Jalmari Helander. 2010) todos ellos pasados por el cariz de la comedia, pos como no…
Aún dentro de los límites tan estrechos y rígidos de la fórmula genérica anterior, puede aparecer, casi como un milagro, alguna película sorpresa. Y Bad Santa le da una soberana arrastrada a todos los anteriores filmes con ganas de provocación, nomás con el puro recurso del humor verbal coprolálico elevado a categoría de arte; diálogos geniales encarnados por una serie de actores en absoluto estado de gracia y la caterva de personajes más cínicos y sucios de que se tenga memoria.
Y es que gran parte del acento crudo y descarnado de la película es la narración de las absurdas situaciones por las que atraviesa Willie, un perdedor absoluto que hace lucir la vulgaridad de los filmes de los hermanos Farrelly de un candor angelical en comparación.
Dado que el factor sorpresa es una de las innegables cualidades del filme dirigido por el realizador del documental acerca de la vida y obra de Robert Crumb; por obvias razones, en esta ocasión me he visto obligado a prescindir de la sinopsis de rigor. Aún perplejo por la hilaridad de una cinta que había ignorado en el pasado nomás por puro esnobismo; Bad Santa, a pesar de convertirse en una especie de paráfrasis epifánica, manda al carajo la ñoñería militante de los filmes inspirados o impregnados por el conservadurismo propio de la época y sus ánimos de reconciliación. Y eso ya es mucho pedir en estos días sobresaturados de besos, abrazos, buenos deseos y parabienes urbi et orbi, aunque no se vuelva a ver a la parentela en todo el año. No importa, en el recuerdo quedará la imagen del más sucio, grosero, alcohólico, sodomita y valemadrista émulo de Santa Claus y su duende hocicón afroamericano. Felices fiestas, nos subimos al puente Guadalupe-Reyes, así que nos vemos el año entrante…
Bad Santa (Un Santa no tan santo)/ D: Terry Zwigoff/ G: Glenn Ficarra y John Requa/ F en C: Jamie Anderson/ E: Robert Hoffman/ M: David Kitay/ Con: Billy Bob Thornton, Tony Cox, Brett Kelly, Lauren Graham, Bernie Mac y John Ritter/ P: Columbia Pictures, Dimension Films, Triptych Pictures. EUA. 2003.