PESHAWAR, PAK.- Pakistán amaneció de luto, con banderas a media asta, colegios cerrados y multitudinarios funerales tras la masacre talibán en una escuela de Peshawar, que dejó 141 muertos y más de 120 heridos, la mayoría niños, en uno de los peores ataques insurgentes en el país asiático.

El ataque se produjo la mañana del martes cuando un grupo de insurgentes vestidos con uniformes del Ejército entró en un colegio gestionado por el Ejército, y provocó una jornada de terror que duró ocho horas hasta que las fuerzas de seguridad tomaron control de la escuela.

Testigos relataron que los talibanes fueron por las aulas disparando y lanzado granadas a estudiantes y profesores, y dejaron un reguero de muertos.

En total 132 estudiantes y 9 empleados del colegio murieron, mientras que 122 resultaron heridos. También fueron abatidos los siete terroristas dentro de la escuela.

Vigilias con velas y rezos en mezquitas en honor a las víctimas se realizaron toda la noche en diferentes ciudades paquistaníes, mientras en Peshawar celebraron ritos funerarios en medio de fuertes medidas de seguridad.

Conmocionado por el ataque, el gobierno de Pakistán decidió restablecer la pena de muerte en casos de “terrorismo”, aseguraron sus fuentes por madrugada oficialmente.

“El primer ministro aprobó la abolición de la moratoria de la ejecución de la pena de muerte en casos relacionados con el terrorismo”, expresó un responsable de la oficina del líder Nawaf Sharif.

En Pakistán, las condenas a muerte son relativamente frecuentes, pero la pena no se aplica desde 2008, salvo en el caso de un soldado condenado en 2012 por un tribunal marcial.