Por Adolfo Enríquez Vanderkam
Hay políticos que, llevando años en la nómina oficial, en lugar de madurar y ser un referente de mesura y congruencia, se vuelven cínicos, descarados y sumisos ante quien pueda garantizarles su permanencia en el poder, por diminuto que éste sea.
Éctor Jaime Ramírez Barba se ha convertido en vil “gatillero” del gobernador Márquez Márquez y no le importa hacer declaraciones irrisorias ni acciones ignominiosas con tal de quedar bien con su “padrino”.
Éctor Dejó de lado su profesión de médico al probar las mieles de la nómina oficial y ya no se haya en otro lugar que no sea trabajando para el gobierno y así lo ha hecho por varias décadas.
Con una soberbia al conducirse, pagado de sí mismo, un carácter explosivo y majadero y una manera prepotente de tratar a la gente, se ha abierto camino en la política siendo dócil con los que controlan al PAN en el estado y sirviéndoles para las tareas que le impongan, así sean las más inconfesables.
Lo nombraron Coordinador del Grupo Parlamentario del PAN no por su capacidad de interlocución ni facilidad para tejer acuerdos, sino porque le garantizaba a Miguel Márquez Márquez una obediencia ciega, algo que está siendo plenamente demostrado al tener a la actual legislatura como un verdadero ápice del ejecutivo estatal. Así tal cual, sin el menor recato, sin el menor decoro.
Esta semana Éctor Jaime Ramírez Barba tuvo tres apariciones en la prensa muy vergonzosas, pero no para quien lo conoce, pues es capaz de eso y más, todo lo que sea necesario por tener posibilidad para que en el 2018 no quedar desamparado y seguir teniendo hueso.
Dijo que sería un “grave error que los leoneses no reeligieran a Héctor López Santillana un periodo más como presidente municipal”.
En primer lugar, no se supo de nadie que le haya pedido consejo y, en segundo lugar, ese no es su papel como diputado local, que mejor haga su chamba, porque vaya que ha quedado a deber en materia de legislar y más de fiscalizar.
López Santillana ya está hundido, ni las supuestas 400 obras van a sacarlo a flote, pero viniendo una defensa de alguien que genera tanta antipatía como Éctor Jaime, pues solo produjo el efecto contrario.
La segunda puntada del flamante diputado Éctor Jaime fue la de “aparecerse” en una reunión con varios alcaldes de extracción panista en un evento para manifestar apoyo a Diego Sinhué Rodríguez Vallejo.
Dicho evento fue convocado por López Santillana, alcalde de León y la verdad, de todos los que estuvieron ahí presentes, ninguno goza de simpatías ni reconocimiento de sus gobernados, entonces ese apoyo es de papel en el mejor de los casos, o una piedra en el costal, por el repudio y las malas calificaciones que tienen en el ejercicio de sus administraciones.
¿Qué hacía en esa reunión Éctor Jaime Ramírez Barba? Simplemente inexplicable, solo para mostrar obediencia al gobernador.
La otra “puntada” fue que veía imposible, no encontraba la forma ni el modo para que se legislara seriamente para fiscalizar los gastos de gobierno del estado en materia de publicidad y propaganda.
¿Qué no se supone que, siendo una “eminencia”, Ramírez Barba haría por lo menos un intento para que los millones que van hacia los medios de comunicación puedan ser auditados y controlados de tal suerte que se garantice equidad y disciplina en la distribución de los recursos? Ese tema tan importante simplemente quedará en la congeladora.
Éctor Jaime Ramírez Barba es el empleado de Miguel Márquez Márquez, hace las funciones de gatillero político y tiene a los diputados humillados y agachados, convirtiendo al H. Congreso del Estado en una oficialía de partes, que no ha dado los resultados esperados y que en materia de fiscalización de recursos, solo ha servido como tapadera para que varias de las graves irregularidades tanto de gobierno del estado como de algunos municipios, queden sepultadas a piedra y lodo, haciendo de los diputados unos encubridores, unos comparsas, unos solapadores.
En Guanajuato Miguel Márquez Márquez desapareció al Poder Judicial y tiene de rodillas al Poder Legislativo.
El poder corrompe y el poder absoluto, corrompe absolutamente…por eso estamos como estamos.
Adolfo Enríquez Vanderkam
Activista, aficionado a la lectura, amante de León dispuesto a cambiar su historia y sus escenarios políticos, apasionado de la escritura y, por supuesto, seguidor del Rebaño Sagrado.