LEON
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RENDIJA POLÍTICA; EL QUE MANDA VIVE ENFRENTE

Por Adolfo Enríquez Vanderkam

En las elecciones del mes de julio del 2012, Miguel Márquez Márquez perdió en León frente al candidato del PRI Juan Ignacio Torres Landa, por pocos votos, pero perdió en el que supuestamente era el bastión panista. Eso al actual gobernador nunca se le podrá olvidar.
Y llegó el tiempo de tomar la revancha y en las elecciones de junio del 2015, imponiendo como candidato del PAN a Héctor López Santillana, recuperó la plaza para su partido, primero, sabiendo que el candidato que pusiera Acción Nacional ganaría y segundo, porque quería el control total en ésta administración. Lo consiguió, pues López Santillana despacha en presidencia municipal pero el que manda está en el Palacio de Paseo de la Presa.
Fue tan maquiavélico su plan que, para asegurarse de tener todos los hilos en la mano, le puso como candados a dos expresidentes municipales, Carlos Medina Plascencia y Luis Ernesto Ayala Torres, quienes le sirven de freno y volante para que sus indicaciones se sigan al pie de la letra.
Ante esto, y a la disciplina ignominiosa que ha mostrado López Santillana, la actual administración de León es una verdadera sucursal de gobierno del estado, desde donde planean y ejecutan las acciones que quieren en la ciudad, olvidándose del municipio libre y la supuesta autonomía.
Héctor López Santillana, al que en vez de presidente muchos ciudadanos llaman gerente, ha demostrado que tiene estirada la mano para las migajas que Miguel Márquez Márquez quiera darle, olvidándose de conseguir y gestionar recursos de la federación. Vive de las limosnas que de Guanajuato Capital quieran darle, y no se ha atrevido a cuestionar nada a gobierno del estado, aunque no veamos obras importantes en la ciudad y las que hay, vienen etiquetadas, como las del programa electorero IMPULSO.
Esta es la venganza de Miguel Márquez Márquez contra los leoneses que no votaron por él, y utilizando para gobernar León a Héctor López Santillana, como si fuera un verdadero títere, acabó de un solo golpe con el fantasma de las anteriores aguerridas administraciones que exigían al gobernador en turno más recursos para la ciudad, trato justo y respeto a la autonomía municipal.
Es muy triste ver como el “gerente” de León agacha la cabeza, no hace valer los votos que le confió la ciudadanía y está resignado a pasar a la historia como un alcalde tibio, sin carácter, sin determinación, poco combativo y vergonzosamente dócil al poder central.
Y no habrá nada más que esperar de la actual administración, tan solo la benevolencia y piedad que tenga Miguel Márquez de mandarnos centavos, de imponernos desde la capital las obras que él considere prioritarias y de esperar que llegue el 2018 para ver si la fortuna vuelve a sonreírnos y se presenten candidatos a la alcaldía con pantalones. ¿A poco no?
¿Seguirán los miembros activos del PAN agachados aceptando sin chistar que el gran dedo del gobernador siga imponiendo candidatos o harán valer la supuesta democracia que tanto presume su partido?
Ojalá y sigan igual y dejen en Miguel Márquez todo el poder, a la vieja usanza priista, para de esa forma y ante el hartazgo y la falta de resultados, el electorado voltee a otras opciones políticas y le dé al PAN las gracias después de más de un cuarto de siglo de gobernar Guanajuato, tiempo en que nadie niega progresos, pero lamentablemente hoy ya hay usos y costumbres que opacan esas banderas que nos presumían de honestidad, eficiencia y participación ciudadana. Todo por servir se acaba, y el estilo hegemónico de gobernar del PAN, está agotado. Odiaron tanto al PRI, que terminaron peor de lo que tanto criticaban.

Adolfo Enríquez Vanderkam  Activista, aficionado a la lectura, amante de León dispuesto a cambiar su historia y sus escenarios políticos, apasionado de la escritura y, por supuesto, seguidor del Rebaño Sagrado.

Adolfo Enríquez Vanderkam
Activista, aficionado a la lectura, amante de León dispuesto a cambiar su historia y sus escenarios políticos, apasionado de la escritura y, por supuesto, seguidor del Rebaño Sagrado.

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