Por Adolfo Enríquez Vanderkam

Bárbara Botello dejó a los leoneses indignados y Héctor López Santillana tiene a sus gobernados completamente decepcionados, desilusionados.

Cada vez es más grande la percepción de que la actual administración panista no hará nada en contra de la corrupción, tráfico de influencias, uso de información privilegiada para beneficio personal, dádivas y canonjías para sus familiares e incondicionales que se vivió en el gobierno de Bárbara Botello.

Increíble que los pocos funcionarios de primer nivel de la anterior administración y que han sido sancionados, sea por cosas irrisorias, cuando está perfectamente documentado como obras y compras fueron infladas en millones de pesos, como se despilfarró el dinero de los leoneses y como la ex-alcaldesa usó el erario público como patrimonio personal.

¿No se va castigar el sobrecosto por millones de pesos en la construcción del bulevar Timoteo Lozano? ¿No se va castigar la remodelación de la zona peatonal que terminó costando el doble de lo presupuestado? ¿No habrá sanciones por qué se elevó 5 veces el costo de la remodelación del Malecón del Río entre bulevar López Mateos y La Calzada? ¿No hay responsables por los sobrecostos de paraderos y baños rurales? ¿Nadie será llamado ante un juez por el pago de facturas falsan donde las empresas resultaron fantasmas?

Y hay más. En la concesión de la recolección de la basura está perfectamente claro que se provocó un daño patrimonial al municipio, pues de pagar $89 millones al año hoy se pagan más de $220 millones, el servicio es terciado para la mitad de la población y se mezcla y compacta basura orgánica con material reciclable. ¿No va entablar López Santillana una demanda por daño patrimonial?

¿No va iniciar un juicio de lesividad para echar abajo la oscura y truculenta concesión que por 20 años otorgó Bárbara Botello y sus secuaces?

Lamentablemente para los leoneses, cada día que pasa es más evidente que el gerente de León Héctor López Santillana no tiene la más mínima intención de castigar la corrupción del trienio pasado, tal vez por falta de carácter o tal vez por acuerdos y componendas inconfesables entre él y Bárbara Botello. El caso es que está triunfando la impunidad, no se está castigando la corrupción barbarista.

A Manuel Mora Macbeath lo inhabilitan por 6 meses porque en estado de ebriedad chocó una unidad oficial. ¿Acaso no saben que Mora Macbeath gastaba $120 mil pesos diarios en publicidad y propaganda? ¿Ahí no hay delito que perseguir? ¿Van a dejar que Fidel García Granados no responda por las irregularidades en la Dirección de Gestión Ambiental como la tala indiscriminada de árboles y el tráfico con permisos y solo va responder por no haber contestado en tiempo unos requerimientos de Contraloría?

Y falta lo bueno. ¿No van a llamar a cuentas a José Martínez Plascencia, ex- Director de Obras Públicas que desde que inició en el cargo su gestión estuvo descaradamente llena de irregularidades?

¿Saben cuántos millones se evaporizaron en sobrecostos? ¿Han visto las obras de la anterior administración? Todas, absolutamente todas ya muestran que fueron hechas con materiales de mala calidad y sin respetar las especificaciones de los contratos.

¿No van a llamar a cuentas al ex-Director de Movilidad Amílcar López Zepeda por lo del tiradero de dinero del programa “Taxi Seguro? ¿No va responder por el desorden de las etapas III y IV del SIT? ¿Tampoco van a llamar a rendir cuentas a Norberto Origel Camacho y Otto Portugal Prada por las transas que hicieron en el Sistema Integral del Transporte?

¿De plano ni debemos soñar que llamarán a cuentas a Bárbara Botello Verdad? ¿Sería iluso pensar que va ser demandada por enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias, uso indebido de recursos públicos y uso indebido de sus funciones para beneficiar a familiares y amigos?

Queda claro que López Santillana no les hará nada, porque hay un pacto, una escalofriante colusión, una intrincada red de complicidades entre ellos y eso, hará imposible que se haga justicia. Porque Botello y Santillana son más de lo mismo, son iguales y los unen los mismos intereses.

Por lo tanto, éste trienio también ya está perdido para los leoneses. ¿Qué otro motivo podría haber para que no se castigue la corrupción barbarista y que es un claro reclamo popular? Simple, una ofensiva complicidad.

Adolfo Enríquez Vanderkam
Activista, aficionado a la lectura, amante de León dispuesto a cambiar su historia y sus escenarios políticos, apasionado de la escritura y, por supuesto, seguidor del Rebaño Sagrado.