Heriberto Rangel, el abogado de Félix Beltrán, al que la Marina y autoridades quisieron presentar como hijo del Chapo Guzmán, contó que a su cliente lo vieron unos agentes gringos, aparentemente de la Drug Enforcement Administration (DEA), y le propusieron que aceptara ser el hijo del Chapo Guzmán, aunque fuera hasta las elecciones, para ya luego aclarar su identidad.

El abogado de Félix y del otro detenido, su hermano o primo Kevin Beltrán, dice que afortunadamente el chavo no quiso entrarle al jueguito, y ya luego se dio a conocer el enredo por parte de sus familiares. Ahora le queda enfrentar el arraigo de cuarenta días que se pidió para seguir investigando cómo estuvo el asunto, pues falta que se aclare si en verdad estos cuates se hallaban en posesión de las armas y el dinero del que se habló, o si era todo parte del montaje.

Finalmente quedará en el anecdotario popular, como otro intento burdo de engañar o de lo que sea que se pretenda ocultar o distorsionar con asuntos como el de los dos Aburtos o la agresión a Peña Nieto por parte de falsos miembros del 132. La pena ajena se la lleva doña Josefa de Vázquez y Mota, que se subió completita al tren triunfalista y pidió aplausos y todo para los valientes marinos que atraparon al Chapo Jr. sin un solo disparo.

Y lo que queda para la comezón cerebral es ¿de qué lado masca la iguana gabacha?