LEÓN, GTO.- Vince Neil pateó traseros la noche de este jueves en la Motofiesta León 2019.
Quizá nunca le fue más fácil, después del tambo de estiércol que le antecedió. Pero no nos detengamos en esa pila de mierda.
La voz de la ya desaparecida banda de rock, Mötley Crüe, tomó por asalto esta ciudad al rededor de las 11 de la noche, al escucharse el salmo de Ezekiel 25:17, a cargo del actor Samuel L. Jackson, para la mítica película de Quentin Tarantino, Pulp Fiction.
Luego apareció en escena la última configuración de la también banda desaparecida de rock Slaughter, capitaneada por Dana Strum.
En la guitarra Jeff Blando y en la bateria Zoltan Chaney.
Detengámonos un momento en este último personaje. Voy por una cerveza…
Listo.
Zoltan Chaney es, quizá, el segundo mejor baterista de rock que ha pisado estas tierras, después de Gregg Bissonette.
Sostengo que es uno de los mejores bateristas no solo por su técnica, sino también por su circense desempeño detrás de los tambores.
El tipo es único y llena los zapatos de Tommy Lee, ex compañero de Vince, en Mötley Crüe.
La banda detonó con Dr. Feelgod en medio de fallas técnicas para Vince en los micrófonos.
Una situación que puso nerviosos a todos, menos al experimentado y rechoncho californiano.
Para ese entonces la Velaria de la Feria estaba a tope. Las chelas iban, venían, entraban y salían por los ya desgastados orificios chavorrucos.
Terminada la primera pieza quedaba claro, que estábamos frente a un buen concierto de rock and roll.
Cientos de veteranos tenían frente a ellos a un sujeto con el que habían crecido viéndolo en sus muros y violentándolos miles de horas en sus oídos.
Claro, Vince ya no es el mismo, su voz se ha visto disminuida y la panza chelera lo incrimina.
Pero no hay pedo, esos aspectos los compensó de manera magistral con la experiencia que le ha dado estar en una de las bandas más grandes del planeta, así como por el equipo y la calidad de los músicos que lo respaldan.
Luego vino Shout at the Devil, una rola que sin lugar a dudas le hubiera costado la rescisión de contrato hace algunas décadas en esta ciudad, famosa por un mochismo cada vez más disminuido.
Inesperadamente la cuarta rola fue una de las más esperadas. Home Sweet Home.
Fue, sin duda, la pieza más coreada de la noche. Luego le siguieron: Don`t Go Away Mad y Same Ol` Situation, en las que Dana y Jeff demostraban además de técnica, un intenso dominio de escenario.
Greña larga, facha rocker, deciveles a tope, chelas, más chelas, rock and roll ¡Aaaaahhhhhh!
Girls, Girls, Girls, detengámonos ahí. Voy por otra.
Bien. Les decía. Esta rola sonó con madre; es un ícono del motociclismo, el sexo enfermo y, por su puesto, las drogas.
Luego vinieron un par de covers: Heaven and Hell de Black Sabath y We Will Rock You de Queen, que sirvieron para que Vince se inflara de aire y saliera luego disparado como globo desenfrenado en el escenario.
Así, los de abajo encaramos el cierre con las míticas Kickstart My Heart y Wild Side.
El último bombo fue la firma que avalaba la entrega de un pedazo de Crüe para León, un nuevo tatuaje musical para mi y la banda.
¡Salud!
(Fotos: Mario Armas y Mary Ochoa)