La ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos 2024 ha sido catalogada como la más espectacular de la historia.

París se convirtió en el escenario donde brillaron estrellas como LeBron James, Simone Biles, Zinedine Zidane, Rafael Nadal, Serena Williams, Celine Dion y Lady Gaga. Sin embargo, nadie pudo eclipsar a la Torre Eiffel, que deslumbró con un inolvidable espectáculo de luces.

El desfile por el río Sena prometía ser impresionante, pero fue el encendido de la Torre Eiffel lo que dejó boquiabiertos a todos los atletas presentes. Los Juegos Olímpicos de París 2024 ya han dejado su huella en la historia, incluso antes de repartir las primeras medallas, gracias a una apertura hermosa e inimaginable.

El momento más memorable de la ceremonia fue, sin duda, el espectáculo de luces en la Torre Eiffel. ‘La Dama de Hierro’ nunca había lucido tan impresionante como la noche del 26 de julio. Previamente, Zinedine Zidane encabezó los últimos relevos de la antorcha olímpica, pasándola a Rafael Nadal, quien comenzó un recorrido sobre el río Sena junto a Nadia Comăneci y Serena Williams. La gran incógnita era quién encendería el pebetero y su ubicación.

Marie-José Perec y Teddy Riner fueron los encargados de encender el pebetero a las 15:22, hora del centro de México. La respuesta a la ubicación del pebetero sorprendió a todos: un globo aerostático que volará por París hasta el 11 de agosto.

Este sublime momento conmovió a todos, provocando lágrimas de emoción, mientras París enamoraba al mundo. Para cerrar la velada, Celine Dion cautivó con su voz.

La entonación de La Marsellesa, el himno nacional de Francia, fue un momento destacado previo al desfile de la delegación mexicana. Axelle Saint-Cirel interpretó la canción desde el techo del palacio real, acompañada por un coro de 34 mujeres. La interpretación fue perfecta y emotiva, poniendo la piel de gallina a todos los presentes.

La ceremonia de inauguración comenzó con un impresionante show de Lady Gaga, quien interpretó “Mon Truc En Plumes”. Este espectáculo resaltó la música de salón, característica de la cultura parisina y el Moulin Rouge, proporcionando un interludio espectacular durante el primer bloque del desfile.