OSLO, NOR.- “Aunque pueda parecer que el premio conlleva presión, el Nobel de la Paz es un estímulo, me siento más fuerte ahora, siento que no estoy sola”, fueron las palabras de Malala, a sus 17 años, al convertirse en la ganadora más joven en la historia del Premio Nobel de la Paz, a pocas horas de recibir el galardón en el Instituto Nobel de Oslo.

La adolescente paquistaní Malala Yousafzai confesó que el Nobel de la Paz, que mañana recogerá en Oslo junto con el presidente de la Marcha Global contra el Trabajo Infantil, el indio Kailash Satyarthi, no es una presión adicional, sino que le da fuerzas para seguir adelante con su lucha.

Malala y Satyarthi destacaron la “responsabilidad moral” que implica el galardón e hicieron una llamada a todos los niños explotados en el mundo a dar un paso adelante y luchar por sus derechos, además de reclamar la implicación de la sociedad.

El líder indio se deshizo en elogios a Malala, que se convirtió en un fenómeno mundial tras ser tiroteada hace dos años por integristas talibanes por defender la educación femenina en su país.

“Hace que todo el mundo se sienta orgulloso de ella”, afirmó Satyarthi, quien entre risas se refirió a ella varias veces como “su hija”, bromeando con el padre de la joven, sentado entre el público.

La adolescente, que vive en el Reino Unido tras el atentado, confesó que su “sueño” es que los niños paquistaníes tengan acceso a la educación y se mostró segura de que regresará a su país, aunque dijo no estar segura de si se dedicará a la política.

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