LE DISPARA A UNA NIÑA QUE BUSCABA AGUA
Agustín de la Cruz no quería que la gente de otros lugares fuera a sacar agua del pozo de su pueblo, La Cantimplora, en Durango. Ya se lo había advertido al padre de Regina, una niña indígena de 8 años de edad que vivía con su familia en una comunidad cercana. Pero la sequía de más de un año no les daba muchas opciones.
Cuando vio que sus amenazas no los espantaron, fue a su casa por una pistola. Al volver, ya Regina y su papá iban caminando los casi dos kilómetros de distancia hasta su casa, cargando tres bidones con agua. De la Cruz les disparó, así por la espalda, como a fugitivos peligrosos. A Regina una bala le dio en el riñón derecho. Cayó y luego murió desangrada, sobre el polvo del camino. Regina Flores Flores, se llamaba.
Hace 18 meses que no llueve en esa región del país. La gente se desespera. Muchos animales han muerto. Algunas personas también, y seguirán muriendo. En algunos pueblos se han puesto tinacos de 10 mil litros y a veces vienen las pipas y los llenan. Pero los caminos hacia La Cantimplora y El Chalate -de donde era Regina- son más bien brechas, y no pasan muchos vehículos de motor.
El gobierno federal vetó un fondo de emergencia para la sequía por 15 mil millones de pesos, que el Congreso ya había aprobado. Esta falta de agua seguirá cobrando víctimas, y haciendo que se tomen decisiones estúpidas en todos lados.