ROGUE ONE: UNA HISTORIA DE STAR WARS.
Amo Star Wars, como se habrán dado cuenta en esta página. No al grado para ponerle a mi hijo Dash Rendar pero sí para que esta franquicia fuese parte importante de mi niñez. Algo que siempre me gustó de la saga, es el combate espacial, algo completamente alejado de cómo lo manejaba “Star Trek”: más cercano a un ataque de la segunda guerra mundial en donde todo se arriesga mientras comandas una nave que fácilmente se despedaza. Pasaba horas leyendo sobre los pilotos y de hecho mi juego favorito de Star Wars es Rogue Squadron, en donde perdí mi oportunidad de ir a tardeadas y conocer chicas mientras conducía a Luke Skywalker a través de diferentes naves (incluso a bordo de un TIE si conoces la clave… es goodguytie). Es por ello que el anuncio de las nuevas películas de la saga despertaron un interés en mí al saber que el primer spin off se titulaba Rogue One.
En un principio consideré que esta película sería sobre los pilotos y sus conflictos espaciales, pero resulta que no va tanto a eso. Rogue One es una película en donde se nos narra cómo fue que los rebeldes se hicieron de los planos de la estrella de la muerte, y el nacimiento del nombre del escuadrón de pilotos que ayudaron un poco. Esa película sobre Porkins y Wedge tendrá que esperar, pero por lo tanto la idea de Rogue One sonaba bastante atratactiva que podía escribirse sola.
Debo decir que Rogue One falla en ciertos niveles.
El gran problema que tiene es que comienza con tropezones en montaje y trama. Hay constantes cambios de tomas que no hacen mas que confundir al espectador y plantea la poca capacidad del director de mantener una escena, cosa que no es del todo cierta. Muchos de los problemas se le pueden asociar al estudio que metió mano a un proyecto sin confiar en el tipo que contrataron, lo cual resulta bastante triste y peligroso tanto para el estudio, como para la franquicia, y el trabajo de Edwards a nivel “Hollywoodense”.
Como muestra, quizás sea necesario ver que los trailers ofrecen momentos que se omitieron en el producto final.
Y este problema transcurre durante gran parte del primer acto, arrastrando en ello al desarrollo de los personajes principales; hay un equipo legendario e icónico, sé que lo hay, pero el desinterés por parte de la película en sentarse a darnos una buena introducción para la mayoría y unos cortes molestos y rápidos de planeta en planeta, terminan dañando mucho; Jinn Erso posee un motivador personal para impedir el éxito de la estrella de la muerte y no llega a mucho porque el desinterés de Mads Mikkelsen como su padre raya en la risa involuntaria (y sé que es un actor capaz).
Cassian Andor presenta un lado interesante de los rebeldes en el que no pueden jactarse de hacer siempre el bien, ves a Diego Luna siendo un desalmado por encargo y no lo hace tan mal, tiene un carisma y se quiebra en un momento al sentirse incomprendido y tomado por un asesino despiadado, comienza a cambiar durante la película y se presiente una conexión entre Jin al ser huérfanos de la guerra, que tampoco sirve mucho porque de alguna forma no se siente una confianza entre los dos, aunque esto podría ser más cercano a la realidad cuando tienes que trabajar con una tipa que apenas y conoces pero decides realizar una misión peligrosa.
El que comete el mayor crimen es Saw Gerrera, un personaje desaprovechado, que básicamente uno puede quitar dentro de la trama porque no aporta nada, y termina por desecharse apenas cumplió su función… supongo que la de conectar una serie de televisión con un largometraje, pero ¿Valió la pena?
Lo curioso, es que justamente cuando la película acaba con la vida de Gerrera, comienza a elevarse, y no lo voy a negar: entretiene, pero es una desgracia que no pueda conseguir el impacto que busca por una introducción en el que te hace perder la fe de que verás algo apreciable.
Un no puede negar que el hecho de que el estudio se haya metido a volver a grabar, de alguna manera choca con la visión de Garreth Edwards, porque consigue dar un tratamiento serio al conflicto bélico de la saga espacial por excelencia. Es sucio, repleto de explosiones y escombros, alejado de colores brillantes y en donde hay una apuesta emocional causada por los elementos audiovisuales, en gran parte porque es de esos directores que saben aprovechar el uso de efectos especiales para realzar las secuencias finales. Hay emoción, hay acción, las probabilidades de éxito son cada vez minúsculas por un ritmo gradual muy a pesar de que sabemos el desenlace, y es renimiscente a películas como Pandilla Salvaje (Sam Peckinpah, 1969), Rescatando al Soldado Ryan (Steven Spielberg, 1999) y Los 7 Samurais (Akira Kurosawa, 1954) en el que el equipo que deseas ver exitoso comienza a flanquear, y uno no puede mas que sentir un nudo en la garganta.
Los personajes secundarios terminan por llevarse el proyecto, son ellos quienes resultan más agradables y que terminan explorando ciertos elementos de la franquicia. Donnie Yen interpreta a un hombre ciego y de sabiduría del mismo nivel que su fe en la fuerza (esto hace que el concepto de la fuerza vuelva a ser uno de elementos religiosos y no midiclorianos) que a pesar de no ser un Jedi, es capaz de usarla en un sentido menor para ayudar a sus amigos, siempre al cuidado de Blaze (interpretado por Jiang Wen), un soldado gruñón y que odia al imperio, y prefiere el uso de una poderosa arma a confiar en un concepto que ha dejado de existir durante tantos años. Chirrut y Blaze se vuelven un equipo formidable y dispar en el que sientes el tremendo afecto que se tienen.
John Williams no está disponible en esta entrega de Star Wars, algo no tan raro si consideramos la inclusión de otros compositores en la franquicia como Peter Bernstein en las dos películas de los ewoks y Kevin Kiner en la película animada de las guerras clónicas. La historia de Rogue One es una muy curiosa: originalmente el compositor que trabajó en el filme fue Alexandre Desplat, pero tras la intromisión del estudio, la película no concordaba con el sonido que Desplat propuso… así de gigantes parecen ser los cambios.
No consiguieron el consentimiento de Desplat y esto hizo que se alejara del proyecto, a lo que le hablaron a Michael Giacchino, lo cual es bastante curioso tomando en cuenta que este año entregó un score habitual en Star Trek, la franquicia “enemiga” de Star Wars. Si lo ponemos en contexto, Giacchino tuvo que componer un score fílmico en menos de un mes… labor totalmente sobrehumana si consideras que es labor de mínimo medio año. Muchos se quejan de que no aporta mucho, pero considerando el tiempo es entendible, aunque también contiene elementos interesantes.
Giacchino comenzó su carrera como compositor en la serie de juegos “Medal Of Honor”, y hay un homenaje a este sonido, especialmente en el de Underground, juego que trataba sobre misiones secretas, algo que comparte con la película; “Rogue One” rescata el tema de los rebeldes de Williams, que ahora que lo vuelvo a escuchar suena bastante similar al del barco en Tiburón (Steven Spielberg, 1975); “Your Father Would be Proud” es un tema de aceptación bastante hermoso y épico que conecta la película con unos visuales espléndidos en ese momento, y al final existen los temas en suites tanto de Jinn, como de Chirrut que si bien se van a volver olvidadizos entre fanáticos nuevos de la saga, si se les da el tiempo adecuado para escucharlos se vuelven emotivos y unos que probablemente terminarás recordando tras salir de la sala de cine.
Es obvio que Giacchino siempre quiso hacer un score de Star Wars, y parece haber desempolvado sus partituras ficticias que creo cuando era estudiante, eso quizás lo haga uno de los fanáticos más afortunados porque sus sueños se materializaron y en tan poco tiempo.
Me preocupa que el estudio haya interferido con la visión de un director competente, porque al final el resultado es uno que se presiente en desbalance, pero no al grado de volverse la peor de la franquicia, quien haya dicho esto, o adora las precuelas… o de plano no ha visto el especial navideño y las películas de los ewoks, en donde Lucas tenía control total del proyecto.