LANCE ARMSTRONG DOBLA LOS BRAZOS
Como si fuera un faraón maldito, el nombre del campeonísimo Lance Armstrong, que ganó siete veces la máxima competición ciclista, el Tour de France, entre 1998 y 2005, sería borrado de la historia de ese deporte.
Después del proceso que se le sigue en su país por parte de la agencia gabacha antidopaje, la USADA (insertar chiste pacheco aquí), la leyenda tejana, ejemplo de valor y empeño por haber vencido al cáncer de testículos que sufrió previo a sus participaciones en la competición francesa, renunció a someterse a un arbitraje médico especializado que despejaría las dudas en torno al supuesto uso de sustancias ilegales como eritropoyetina, o EPO, que le habrían dado una ayudadita para dejar atrás a sus competidores pedaleros. Y como dicen que el que calla, otorga…
De cualquier manera, el panorama no era muy favorable para Armstrong, después de que dos de sus compañeros de equipo confesaran que su casa parecía hospital y que sí le entraba al EPO, a las transfusiones de sangre y a otros métodos mañosos para obtener ventaja en la competición.
El ciclista, ya cuarentón y que a últimas fechas participaba en triatlones, dijo que quería dar vuelta a la página, y aunque no se someterá a la revisión, sigue alegando inocencia. Dijo también que continuaría trabajando con su fundación LiveStrong, una asociación contra el cáncer (efectivamente, la de las pulseritas).
El castigo podría incluir el retiro de sus siete títulos de la vuelta ciclista, de la medalla olímpica que consiguiera en Sydney y su exclusión en cualquier competencia oficial, aunque fuera como entrenador. De paso, salpicaría a cinco personas que fueron parte de su equipo, incluido un médico de apellido Ferrari, que al parecer tuvo vela en el entierro de esas agujas.