CIUDAD DE MÉXICO.- En su tercer informe de gobierno Andrés Manuel López Obrador ofertó, más que resultados tangibles, uno de sus mejores discursos.
Frente a un zócalo repleto de fieles seguidores, el mandatario nacional descansó su narrativa sobre dos ejes principales: que las bases de la Cuarta Transformación quedaron asentadas y que la revolución de las conciencias ya es irreversible.
No hubo una sola autocrítica en el manejo de la pandemia por Covid-19, que su propio gobierno estima ha cobrado la vida de 307 mil 957 muertes.
Tampoco hubo autocrítica en el tema de la seguridad pública, que aunque parece reflejar una contención en los homicidios dolosos, lo cierto es que durante su gobierno 100 mil 242 personas han sido asesinadas, un promedio de 75 al día.
Dijo que casi todas las comunidades de México cuentan con una ayuda o un apoyo para mitigar la pobreza y que su gobierno está cumpliendo con aumentar la pensión a 9 millones de adultos mayores del país y que a partir del próximo año se aumentará el monto de bacas de preescolar a nivel superior.
También sostuvo que el combate a la corrupción ha dado resultados con los que se están financiando los programas sociales y sus obras emblema.
Resaltó el cobró de impuestos a los empresarios que no lo hacían y los esfuerzos para la compra y la distribución de medicamentos en todo el País.
Sobre este último problema, hizo énfasis en que será el ejército el que se encargue del traslado y la distribución.