LA NAVIDAD DE CHARLIE BROWN.
Los especiales navideños están para acompañar a los que servimos de pica papas y guardianes del horno con el pavo. No puedo decir que los odio, al contrario: hay un factor de regocijo cuando estando en la cocina ves al Grinch robando la navidad o al reno barato de Bass and Rankin, es algo complicado de analizar. Quizás sea por el tedio de muchas personas y que entre tanto ingrediente destinado al platillo principal sea lo único que pasan en la tele, esto hace que el tiempo vuele, y de manera paradójica crea un conflicto porque andas embelesado viendo al hombre de nieve derretirse. Pero para mí representan algo más.
Tienen un espíritu benevolente y que te hacen sentir bien contigo mismo, y debo decirlo, me declaro fanático de las fechas. El ambiente, el clima, el hecho de que por una vez en el año la gente intente hacer acciones de bien común, todo eso me agrada. Me gusta estar con mi familia, y el aroma de pino entremezclado con lo añejo de ciertos artículos navideños, la navidad es un reflejo del momento, del espíritu, de la comida, de los que no están y de los que tenemos la dicha de ver frente a nosotros, es todo lo simple y complicado de esta vida… es entonces que para mí los especiales navideños son fundamentales año con año.
Claro, hay de todo como en cualquier cosa, y hay especiales que son una aberración, pero los que son realmente buenos los recuerdas incluso pasadas las fechas, sobre todo uno que es considerado uno de los mejores de la historia: el especial de navidad de Charlie Brown.
En él conocemos a Charlie Brown, un niño que no tiene nada de éxito y que padece del fenómeno que bautizaremos como “Blue Christmas”, fenómeno que lo hace sentir vacío y que no le encuentra sentido a las fechas, mientras vaga con sus amigos trata de encontrar un significado y a la vez la aceptación de los niños que simplemente lo odian por ser el Charlie Brown más Charlie Brownesco de todos.
El especial navideño de Charlie Brown sigue siendo uno de los especiales de la temporada más honestos y serios y eso es sorprendente si consideramos que es un producto para niños. Sí, sale Snoopy de vez en cuando para recordarnos que es algo cómico y ocasionalmente tonto -y de paso robarle la atención a la gente que sigue la historia del niño del corte de pelo feo- pero suele ser frío y cínico. La visión de Charlie Brown es de un cansancio ante una festividad que parecer ser enfocada sólo en los regalos, tratando de buscarle sentido y de una vez a su existencia que dicho sea de paso no es amena, el pobre niño de por sí tiene el corte de pelo más feo del mundo, su perro se burla de él, y no tiene la aceptación que desearía.
Es bastante triste ver la travesía de Charlie, pero esto es una cucharada del humor tan especial que Charles M. Schulz impregnó en su trabajo gráfico y en cada uno de sus personajes que escribió con el corazón, si uno lee su trabajo nota un detalle especial en la personalidad de los niños, y en el especial aparecen varios, a excepción de Peppermint Patty y Marcie.
Conocemos a Linus, el mejor amigo de Charlie Brown y que tiene una dependencia a una manta cual Gollum, Sally, la hermana menor de Charlie que suele ser más ignorante debido a su edad, y se derrite por el mejor amigo de su hermano, Schroeder es el niño que nunca abandona su piano para así evadir los flirteos de Lucy, y Lucy…. bueno, es la madre de todos los abusivos, es ególatra y siempre quiere salir a relucir ante cualquier situación, sin embargo, no se puede decir que es malvada, se preocupa por Charlie Brown y quiere cambiar la imagen de este.
Es complicada pues le otorga consultas psicológicas pero al mismo tiempo le quita el balón de fútbol americano, es una desgraciada.
El especial no es el mejor animado, de hecho notas lo barato que resulta en el campo de la animación pero eso es parte de su encanto. Bill Melendez -quien por cierto era mexicano- no tuvo ni el presupuesto, ni el tiempo suficiente para animar, ningún estudio quería poner el especial al aire y fue gracias a un patrocinio de Coca Cola que se pudo hacer. También es notorio que el especial tiene voces de niños y la falta de risas grabadas, lo primero lo hace más palpable a una realidad, eso posiblemente pensaría un niño de estos suburbios, aunque ocasionalmente notas la lectura de estos por no aprender el guión, y las risas grabadas eran un estándar de la época, pero al quitar esta opción generó controversia pero a su vez ganó cercanía con los televidentes.
Es por eso que lo sientes pequeño, más personal, y es conmovedor saber que un aspecto inferior de una caricatura va de mano con el mensaje final, porque al final de cuentas es de los pocos especiales que tratan de enfocar el verdadero significado de la navidad y los estudios lo ODIARON por ello. Lo celebremos o no con esas intenciones, lo cierto es que hace una amalgama de los elementos tradicionales y de aquellos que han mutado con el tiempo, haciéndolo no un mensaje predicador, sino uno con constante mutación y que refleja el auténtico espíritu navideño.
Vince Guaraldi era soberbio. Un sujeto de bigote peculiar y lentes gruesos con una afinidad por el piano y el Jazz. A 10 años de haber empezado su carrera como compositor con su grupo “Vince Guaraldi Trio” fue contratado por el productor Lee Mendelson por azares del destino, resulta que mientras abordaba un taxi de pronto escuchó por la radio “Cast Your Fate on the Wind”, Mendelson contactó a Guaraldi y él compuso la pieza más famosa de la caricatura: Linus & Lucy.
Linus & Lucy es hermosa, y si pones atención a su frenético sonido podrás notar detalles, como una flauta que suena de la nada, el rechinar de un banco, y todo eso mezclado con los contundentes golpes que Guaraldi le daba al piano para tocar. Es mi pieza favorita, pero no por ello la única que vale la pena. Christmas Time is Here es una excelente pieza de coro infantil y una que me transporta a una época donde las fechas aún tenían ese dejo de magia infantil, O Tannenbaum empieza seria y después se vuelve una sesión de Jazz improvisado que no puedes dejar de escuchar, en fin, todo el disco es bellísimo.
Es una lástima que Vince Guaraldi se nos fuera tan de pronto, siendo que su trabajo en este género es tan influyente y apenas su carrera comenzaba a tener relevancia fuera de esas sesiones en San Francisco. A Charlie Brown Christmas es un obligado para aquel que se jacte de ser fanático de la música, no hay más que se pueda decir.
Son 50 años y las cosas han cambiado: Schulz ya no está con nosotros, Peanuts -o rabanitos, depende de dónde vivas- no se publica, y Snoopy es más reconocido que Charlie Brown gracias a su mercancía, no al trabajo del autor. Pero el especial de navidad de Charlie Brown persiste con su mensaje que año con año llega a innumerables generaciones que aprecian lo simplista del material, y para los adultos que asimilan la idea de Charlie Brown, pero que omiten que el muchacho comprendió el mensaje de la festividad. Nunca se ha hecho tedioso, y es fácil de encontrar y de ver, apenas dura 30 minutos.
Por mi parte déjenme decirles que gracias a los especiales, cómics y películas, Peanuts me enseñó a apreciar la melancolía, de esa que refleja un idealismo cuasi filosófico en momentos de la infancia donde la calle era un lugar recreativo, Pienso y escribo esto mientras mi cuarto comienza a oscurecer, una taza de té calma el frío que se ha apoderado del lugar y me es inevitable el pensar en esos tiempos… pero de eso se trata vivir ¿no? de entender la vida y los momentos en los que suceden, y apreciar cada detalle bueno o malo, o eso creo.
Y sé que hubo un niño que con su árbol feo, o sus piedras por dulces me acompañó en momentos decisivos de la época.
Aquí un viejo anuncio de CBS anunciando con bombo y platillo el especial, si lo recuerdas encontrarás escenas que nunca aparecen en el trabajo final.