HOUSE
La cultura japonesa tiene un gran número de leyendas y folklore sobre espectros; naturalmente -y como en todo país con capacidad de hacer películas- estas ideas se han usado en su cine. El “Horror Japonés”, o conocido vulgarmente por J-Horror, ha perdurado hasta nuestros tiempos, y traspasó barreras culturales. Basta citar “El Aro” (Gore Verbinski, 2002) para darse cuenta del impacto que ha tenido a pesar de no ser una película proveniente del país.
Pero luego de ver tantas películas de horror japonesas… te encuentras con House.
Gorgeous (Kimiko Ikegami) es una adolescente de Japón, ella espera con ansias las vacaciones para salir con su padre, el cuál es un compositor que tiene mucho trabajo en Italia; cuando por fin lo encuentra, su emoción explota, después de todo, lo ama. Sus planes se van al caño cuando este le anuncia que tendrán compañía en el viaje, y le presenta a su novia llamada Ryoko Ema (Haruko Wanibuchi). Decepcionada y berrinchuda, Gorgeous rechaza acompañar a su padre y a su novia en las vacaciones, y decide mejor visitar a su tía que no ha visto en años. La noche que escribe la carta, un misterioso gato pachoncito llega a su cuarto, y… pues se lo queda.
Gorgeous decide pasar las vacaciones con sus amigas, y ellas aceptan visitar a su tía, además de que una vez establecidas en su casa, un profesor del cuál están enamoradas irá a pasar las vacaciones con ellas. El clan de adolescentes está conformado por Fantasy, Kung-Fu, Prof, Mac, Sweet, y Melody; acompañan a Gorgeous, sin saber que la casa de la tía guarda un misterio, un misterio aterrador y extraño.
La película aparenta tener una trama sencilla, y lo es….pero mi teoría es que alguien tomó mucho LSD, mucho, demasiado, en exceso.
Lo interesante de House no es la trama, ni los personajes, si no sus efectos especiales y estilo visual. En parte, el estilo visual está muy marcado por tener paisajes de pintura, en ocasiones falsos, y en ocasiones similares a un atardecer de verdad, creo que esto le da un estilo único a la película, y le da un sensación muy inocente. Y luego están los efectos especiales, que van de la mano con una de las películas más raras que he visto en mi vida.
Se vuelve un festival visual que resulta en escenas que son de las más extrañas jamás puestas en una película; a House de pronto le importa un carajo que la trama lleve un desarrollo, o que los personajes tengan resolución, sólo se dedica a aventar vomitada audiovisual tras vomitada audiovisual.
En parte esto funciona en la película, pues desde su inicio, estamos frente a una obra que parece más una pesadilla; la hija del director fue la fuente de muchas escenas, donde reflejó sus miedos y traumas, es entonces que comprendemos el temor a que un piano nos aplaste los dedos o el aún mas extraño temor a las peleas de almohadas, es usar esos elementos tradicionales y volverlos incómodos. Sean normales o no, o en base a sus fobias o cosas que de pronto surgen en la película (como una momia y un oso cocinero), le dan un ambiente que nos recuerda a la Alicia de Lewis Carrol: No hay pies ni cabeza.
Si bien las secuencias son muy entretenidas de ver porque no se toman en serio y en ocasiones llegan a dar un buen susto, Haus peca en poder ser algo aburrida, y estoy plenamente consciente de que hablo de una película donde el cuadro de un gato vomita sangre.
Simplemente esto tarda mucho en aparecer, y ciertos momentos en los que los realizadores decidieron hacer experimentos a la hora de filmar, no sirven cuando nada extraño está pasando a cuadro, para ser una película de apenas hora y media de duración, creo que es tanta la exposición visual a algo tan desconcertante y extraño que puede ser tedioso. Esto me imagino que pudo haber funcionado al momento de entrar a la casa, y las cosas explotan, pero desde el inicio ya vemos momentos extraños y muy coloridos. Supongo que es la intención, la de hacernos sentir a la espera de algo extraño a pesar de ser proveniente de un país en donde esa es la norma dentro de su cine de horror.
House es un total festín a los ojos, y uno se queda con la boca abierta del cómo lograron hacer esto en la década de los 70’s; vale la pena echarle un ojo para poder sacar la película a tema en una noche que hablen de películas extrañas, pocas superan la mezcla de cheesy, mansión embrujada, música pop, y gatos que Obayashi quiso plasmar.
Uno de los trailers más cautivantes de la historia (si quieren disfrutar esta mafufada, Criterion tiene una edición restaurada bastante recomendable)