FERRIS BUELLER’S DAY OFF (1986).
1985 fue un excelente año para John Hughes: el director tenía un trato de exclusividad con Universal Pictures que le permitió escribir 3 películas y de estas, dirigir dos. De ese año aparecen películas que uno ya clasifica como clásicos y de sus mejores obras, así que resulta enigmática la situación por la que Hughes terminara abandonando dicha exclusividad que hasta en ese momento le había rendido tantos frutos.
Poniendo ese enigma a un lado -que puede resultar minúsculo, pero cuando coleccionas películas se vuelve un sueño imposible ver esa edición especial de uno de tus directores favoritos en un sólo empaque- Hughes se puso a escribir y le entregó a Paramount Pictures una guión que con tan sólo la premisa los convenció: El día perfecto de un chico “cool”. El estudio pensó que se trataba de una simple comedia ligera, situación que cualquiera haría sobre una película de Hughes sin ponerse a pensar con detenimiento, fue hasta nuestros tiempos que re-evaluamos lo que en esencia parece la mejor película sobre pintas en la historia.
Ferris Bueller (Matthew Broderick) se encuentra recostado en su cama, agonizando ante el horror de sus padres. El joven se siente tan mal que sus progenitores deciden que no es buena idea de que vaya a la escuela; esto le parece desagradar a Ferris, pero más a su hermana Jeannie (Jennifer Grey).
Poco importan los gestos obscenos de Jeannie ya que sus padres deciden dejarlo en casa, y nos damos cuenta de que Ferris ha decidido no ir a la escuela y tener un día libre, el día libre más perfecto de todos. Para lograr eso va a requerir de la asistencia de su novia Sloane (Mia Sara) y de Cameron (Alan Ruck), su mejor amigo y quien a diferencia de Ferris, es un hipocondríaco y una persona insegura, de alguna manera convence a Cameron de seguirle el juego… y de paso llevarse el Ferrari GT California de su padre. Obviamente esto podría salir bien de no ser por la intromisión de su hermana y del decano Rooney (Jeffrey Jones) quien odia a Ferris… pero cabrón.
La película es magia pura. Es de esas obras fílmicas en donde te sientes tan bien al verla, sonríes y en el fondo… sabes que intenta decir algo más. El más interesante de los elementos, aquel que de verdad hace que la película sobresalga de entre todas las comedias adolescentes es su tono reflexivo, de que todo al rededor de Ferris sin dejar a este personaje como un fanfarrón, más bien para resaltar su filosofía.
Ferris debe de ser el personaje más positivo del cine, alejado completamente sobre la autoridad que representan sus padres o el decano Rooney, él quiere vivir la vida de manera alegre y “cool” bajo una filosofía que nos predica con sus acciones y al romper la cuarta barrera; la idea de que sepa que estemos ahí lo hace más inteligente de lo que aparenta. Ferris es un personaje omnipotente, por eso es que le sale todo bien, caso contrario con Cameron, quien no es un mal chico, al contrario, es agradable y bastante gracioso, pero la vida le ha transformado en un ser lastimero que no tiene confianza. A través de un ejercicio bastante entretenido, la paradoja de Ferris/Cameron nos sirve para ver encarnados a lo que aspiramos ser y lo que tememos ser, esta idea se razona más cuando en efecto te encuentras en esa etapa de la vida o miras hacia atrás.
Y te das cuenta, de que este viaje de lujos y diversión no es para Ferris, sino para ayudar a Cameron, a hacerlo salir de su estado depresivo, de hacerlo sentir valioso tras una vida de puros “no”. El hecho de que la epítome de lo “cool” en Chicago, tenga por amigo a un mequetrefe y le intente ayudar en la vida es bastante conmovedor.
Matthew Broderick como Ferris es impecable; sus otras actuaciones suelen ser blandas y aburridas, pero aquí es un sujeto inesperado y eso es lo que lo hace fantástico, su bondad expresada en el rostro te hace pensar que tú también irías de viaje con él porque siempre sería asombroso. Y tiene una excelente química con Alan Ruck, quien no está cómodo y se ve frágil, a pesar de ser más alto que Ferris (que ahora que lo pienso es demasiado chaparro y eso nunca le generó problema alguno).
Y ahora resaltemos lo obvio, porque Hughes, además de hacerte pensar, te hacía reír. Reír por la magia del momento, las situaciones en las que el grupo se encuentra, pero específicamente en las desventuras de los dos antagonistas.
El Decano Rooney ama tener un control sobre sus estudiantes, argumentando que se preocupa por su futuro; es por ello que el ver a un chico salirse con la suya no puede suceder ¿Recuerdan a Bugs Bunny y a Elmer Gruñón? es así de divina la comedia entre el héroe y su enemigo, porque todo lo que le podría pasar mal le pasa y lo hace ver como un estúpido en cada momento. Jeffrey Jones -independiente de sus problemas actuales- es un excelente actor porque siempre sus facciones son las de un desgraciado y los gestos que realiza con sus ojos cuando algo sale mal terminan por matarte de la risa (y no deja de ser una fuerte crítica hacia los adultos que no ven a los jóvenes como personas capaces de decidir lo que quieren, todo en pro del sistema).
Y Jeannie es la que sufre la avalancha de bondad hacia Ferris, que va desde una colecta, hasta ver anuncios y periódicos: odia a su hermano y que todo le salga bien. No es hasta que tiene una plática con un Charlie Sheen que contempla que si situación es meramente porque le pone importancia. Jennifer Grey es reconocible por su papel en Baile Caliente (Emile Ardolino, 1987) y aquí, pues no podría decir que es una berrinchuda, comprendes sus motivos y sabes que intenta hacer lo correcto ante sus padres que a pesar de ser buenos, pecan de ciegos.
Como en todas las películas del director, hay una excelente selección de canciones que pasan desde el tema de Star Wars, hasta esa canción de orgasmos llamada “Oh Yeah” y la bellísima “Please, Please, Please Let Me Get What I Want” de The Smiths. Esta variación tan peculiar de su época en una película de adolescentes terminaría por hacer que nunca se publicara en físico, sin embargo los fanáticos han logrado sacar bootlegs, y en la medida más barata de lo que puedas tener, una lista de reproducción.
Yo vi Ferris Bueller’s Day Off – o por su título en latinoamérica: Experto en diversiones– cuando hice el cambio de MTV a VH1. La idea de ver películas en un canal de música retro de los 80’s nunca desagrada y fue cuando la pasaron un fin de semana completo, que terminé por verla hasta 4 veces en el trancurso de esos 3 días. Es hermosa y divertida -como el texto de arriba intenta explicarlo- pero podía ver el derrumbe de las costumbres moralinas en este trío, uno que todavía no sabe qué hacer de su vida aún cuando la presión de la sociedad exige que tomen la decisión que los acomodará en un estrato y estilo de vida. Verlos despreocupados y sin incertidumbre en la etapa de mi vida en la que tenía que tomar esta decisión me hizo pensar en efecto, que la vida se mueve rápido.
Han pasado los años, y sé que como muchos de nosotros, no somos Ferris, somos más como Cameron y eso… eso está bien; ser como Cameron es darte cuenta de que la vida no se trata de complicarla, sino de disfrutarla. porque querer ser Ferris es un impulso de adrenalina y sentir que sucede una vez en la vida, y espero que todos hayamos tenido esa oportunidad.