EL ESPERMA DE TIBURÓN, BUENO PAL CUTIS PERO NO PARA HACER LEYES
La capacidad del diputado Guillermo Romo para hacerse notar es incuestionable, ya sea vistiéndose de torero y meneando el capote en apoyo a la fiesta brava, o luciendo antenitas de vinil y tanga del Chapulín Colorado para el cumpleaños de uno de sus compañeros de bancada. Pero si hablamos de sus habilidades legislativas, los números no le favorecen.
En el presente periodo en el Congreso del Estado de Guanajuato, este carnal, quien apañó título de licenciado en Derecho en la Universidad del Bajío, ha participado en tribuna ocho veces, la última en junio de este año, y en una ocasión aprovechó para cuestionar las intenciones de sus compañeros priistas al pretender esclarecer los fuertes rumores de corrupción que acompañaron al gobierno de Juan Manuel Oliva, lo que les molestó bastante, y más cuando llegó al extremo de abandonar la sala y no participar en la votación respectiva, provocando que se le acusara de traidor por apoyar en la práctica el deseo del PAN de echarle tierra al asunto.
En cuanto a iniciativas de ley, este secretario de las comisiones de Seguridad Pública y de Participación Ciudadana puede presumir de haber presentado, en total, cero, ya contando las más recientes. En las 211 votaciones en que ha participado, se ha abstenido de hacerlo 67 veces.
Y en un capítulo más de su protagonismo mediático, Guillermo Romo hizo las delicias de los medios y de la comunidad ciberespacial al desplegar el kit de belleza que utiliza en los baños del Congreso antes de cada sesión con la ayuda de tres empleados, para que el pueblo lo vea bien bonito luego de echarse en la cara la crema de semilla de tiburón que le alisa las arrugas.
Al parecer, el artículo de belleza en cuestión es tan exótico como suena, siendo el semen de tiburón más difícil de encontrar que los más comunes fluidos de ballena que usa el resto de la prole, aunque el diputado Romo no tendrá tanta bronca en conseguirlo, sobre todo gozando de uno de los sueldos más altos para un legislador local en el país, de más de 138 mil varos mensuales.
Desde el 25 de septiembre del año pasado, el legislador ha cobrado más de un millón y medio de pesos, por lo que cada una de sus ocho intervenciones en tribuna ha costado unos 190 mil pesotes, lo que no deja de ser caro, aun tomando en cuenta la finura de su estampa y lo radiante de su rostro aderezado con jugos sexys de escualo.