DEJAN SU “FIRMA” EN LOS CALLEJONES CERVANTINOS
NOTA Y FOTOS: ELIA AGUILAR
GUANAJUATO.- Apenas van tres días de la fiesta del espíritu y muchos de los callejones capitalinos, ya huelen a rayos y centellas, y es que a pesar de que las autoridades atinaron a colocar unos 30 baños portátiles a lo largo y ancho de la calle Subterránea, los chavos son quienes más agarran la ciudad de baño público.
Hagan cuentas, según dijo un carnal que es doctor, la cantidad de orina que una persona adulta produce por día, si bebe los obligados dos litros de líquido, es de 800 a 2 mil mililitros por día, entonces imaginen, si “Juan” decide pasar un rato feliz después de disfrutar del FIC y acude a convivir con el dios Baco.
Pues resulta que si “Juan” absorbe en unas pocas horas un par de six (3.5 litros) y tiene una vejiga de “pollo”, y le agarra la emergencia en el mero centro histórico, lo que hacen cuates como “Juan”, pues es optar por la salida más fácil: ¡correr a un callejón!
Uno de los más socorridos es el pasaje que une a la Plaza de San Fernando con San Roque, donde las marcas que deja ese líquido acuoso y amarillento en su recorrido son visibles; aquí algún vecino recurrió al ingenio para evitarlo y colocó una carita feliz de cantera en el lugar preferido de los que les gana la urgencia, la cual no se salva de también tener su “firma”.
¡Ayyyyy San Calixto!, han de pensar los desesperados que pasan por la calle Alonso, zona de antros y bares, porque el callejón que lleva ese nombre es transformado en un arroyito oloroso que tienen que brincar quienes por ahí pasan.
Y en el paseo de la cultura, o sea, la calle Pocitos, justo a un lado de donde vivieron los reconocidos artistas Diego Rivera y Frida Kahlo, está el callejón de Moyas, el cual se lleva el reconocimiento al mayor baño público de la ciudad, aquí resta dar explicaciones, banda, pero desde su entrada la basura es una señal de lo que espera más arriba.
Otros que no se quedan atrás, son el Calvario, callejón que lleva al Pípila, ahí sí de plano se vuelan la barda y quien es común ver que quién lo recorre, se lleva las manos nariz.
Así que cuates, no manchen la barda que nada les cuesta apresurar su paso y correr a un sanitario de los muchos que hay encada esquina de la ciudad, porque los vecinos ya hasta tienen selladas sus ventanas para evitar filtraciones del mal olor, y es que aseguran, ya ni con cloro ni shampoo aromático es posible esconder la mala educación de la gente.