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DE LOS MIL DEMONIOS / por: Gerardo Mares

Ya se puede afirmar sin temor al equívoco, que el imaginario de Scott Derrickson está plagado de chamucos o entidades metafísicas al menos en principio intrigantes; pero la reducción de su breve obra de corte demonológico a un simplista planteamiento maniqueísta por parte de algunas lumbreras, me parece excesivo. Sinister (2012), como en su anterior experimento drama de juzgado-posesos guacareantes, refiere a una confrontación milenaria entre el bien y el mal, relatos con una ubicación temporal contemporánea más por cuestiones de intereses personales y presupuestales, pero que emanan una anómala atmósfera oscurantista. Su buen hacer en este rubro se vio enriquecido por el perspicaz arco dramático que se construyó para el personaje principal en esta oda a lo macabro. Y la ambigüedad en algunas acciones o gestos de Ellison Oswalt, estupendamente interpretado por Ethan Hawke, logran despertar un creciente interés entre los enajenados fanáticos debido a la inteligencia con que se resuelve la intrincada trama sobrenatural que describe este alucine.
Como alumno aventajado, Derrickson aplica con sobriedad las convenciones orgánicas de lo que llaman suspenso, volviendo por lapsos a esta ficción en un filme poderosamente inquietante. Gracias a estas virtudes narrativas ya esbozadas con anterioridad, el director norteamericano nos ha regalado aquí y en su inefable híbrido, algunos de los mejores momentos del terror contemporáneo, por encima de las proposiciones estéticas de la óptica asiática con ínfulas de calidad, aunque el realizador gringo aún manifieste cierta inclinación por los detalles de situaciones medio descabelladas u otras más efectistas que aquejan al conjunto. Sin embargo, esta militancia sentimental por el género no ha impedido que logre plasmar a través de una especie de exploración del lado oscuro del alma, algunos puntos de vista perturbadores como la tesis de que la génesis de estos engendros puedan tener origen en las propias miasmas del fanatismo religioso, la ignorancia y la pobreza rural (El exorcismo de Emily Rose. 2005) y que alcance a salpicar a otros estamentos ilustrados por culpa del desconocimiento de la naturaleza intrínseca de una amenaza sideral que ha de ser combatida torpemente con fuerza militar (El día que la tierra se detuvo, desangelado remake de 2008) a pesar de la evidente superioridad tecnológica de la entidad…
Siniestro es una parca y asombrosa incursión por los parajes lóbregos de la clase media americana asediada por manifestaciones paranormales desde hace un chingo de años. La película inicia de manera enigmática con el registro de la ejecución de una familia grabada por una cámara de super 8. El cuadro de esa tortura sumaria a plena luz del día, no impide hacer patente el ambiente malsano que la rodea, un acto brutal de carácter medieval a la que le acompaña un componente ritualístico exacerbado por la textura de la fotografía artesanal. Este crimen despertará en nosotros y en Ellison Oswalt, una morbosa curiosidad que nos llevará a descubrir la omnipresencia de un demonio arcaico a través de varias décadas. El escritor, víctima de su megalomanía, ambición y precariedad de recursos, descubrirá una caja con cintas de celuloide donde familias enteras han sido sacrificadas para la idolatría de esta deidad en principio abstracta, rituales breves e impactantes de un sadismo indescriptible.
Quizá lo más sobresaliente de Siniestro sea la ausencia de un asidero emocional para los espectadores; no es raro entonces, el escamoteo de cualquier manifestación religiosa positiva y que de estar presente, no serviría para gran cosa como le sucedió a Emily Rose. Derrickson construye y desenvuelve su relato a la manera de un thriller psicológico donde el nerviosismo del espectador se transforma en verdadero terror a medida que se van revelando tanto los detalles de las ceremonias como de la entidad que poco a poco va adquiriendo una presencia palpable. A este respecto, la banda sonora y el score cargados de sonidos subjetivos y orquestaciones grandielocuentes contribuyen al alimón con la iluminación; diseño visual que oculta, revela e incluso logra que el público perciba la amenaza más allá de la pantalla a través del destacado manejo del claroscuro, una oscuridad que parece poseer poco a poco a un microcosmos wasp y a su patético antihéroe. Aunque el truco de las cintas snuff ya ha estado presente en algunas obras de terror (destacando las de intrigante mirada subjetiva de Los Muertos de Gary Sherman de 1982), el realizador quita este estorboso elemento estilístico ya muy choteado en la corriente del Found Footage, para convertir las secuencias del formato amateur en una especie de documental con el punto de vista de un merodeador.
Víctima de su propia mezquindad, Ellison sufrirá en carne propia las consecuencias de sus actos y sus mentiras, exponiendo a su familia al asedio de fuerzas que están por encima de cualquier razonamiento, lógica o cordura. Lo malo de este tramo final, es que el realizador no sostiene la tensión dramática y el suspenso parece evaporarse a raudales, ya que al hacer explícitas las manifestaciones fantasmales (en una referencia innecesaria a El Orfanato y El Espinazo del Diablo como influencias más o menos directas, se ve a leguas que los productores son una caterva de admiradores soterrados de Guillermo del Toro) y evidentemente seducido por el diseño de Bughuul, rompe con el tono general al mostrar por demasiado tiempo a esta bruja esperpéntica, quimera gótica, darketo transnochado o lo que sea.. Lo que sí es para subrayar, es ese gustillo del equipo por imitar la imaginería de una literatura chatarra tipo El Libro Rojo de manera inteligente y entretenida, cosa nada fácil. Con uno que otro sustillo baratón, Siniestro manifiesta el camino a la consolidación de un nuevo maestro en el terror contemporáneo, buenas noticias para un género que se ha estancado en el recurso del remake sangrón y el artificio gore como elemento sensacionalista.
Sinister (Siniestro)/ D: Scott Derrickson/ G: Scott Derrickson y C. Robert Cargill/ F en C: Chris Norr/ E: Frédéric Thoraval/ M: Christopher Young/ Con: Ethan Hawke, Juliet Rylance, Fred Dalton Thompson, James Ransone, Michael Hall D’addario y Clare Foley/ P: Alliance Films, IM Global, Blumhouse Productions, Automatik Entertainment, Possessed Pictures, EUA. 2012.
Gerardo Mares: Escritor de cine; colabora con crítica cinematográfica y reseña musical en Revista 012, Ruta BJx y Contrapunto News.

Gerardo Mares: Crítico de Cine y Reseña Musical en la Revista 012, el portal de noticias Ruta Bjx y Contrapunto News.

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