CRÓNICAS MARCIANAS / por: GERARDO MARES
Crónicas Marcianas…
Por. Gerardo Mares
Poco a poco, la influencia del cine de horror realizado desde la óptica verista o documental cámara en mano (conocido internacionalmente como Found Footage) está empezando a contagiar todos sus artificios sensacionalistas a otras vertientes de mayor consideración del fantástico moderno; siendo la más afectada hasta el momento, la ficción científica como lo ejemplifica el bodrio Apolo 18 (2011) y de nueva cuenta, Poder sin límites, especie de crónica marciana acerca de unos jovenzuelos que adquieren por accidente, habilidades sobrehumanas. Sin embargo, la película tiene el decoro de llevar hasta sus últimas consecuencias, el inexplorado giro dramático que se había esbozado en una secuencia X-Men. First Class: la imposibilidad de controlar la estabilidad mental de mutantes con poderes que los convertirán tarde o temprano en agentes generadores del caos, seres superiores a la raza humana.
Filme dirigido por el entonces debutante realizador Josh Trank, narra la conflictiva relación de tres jóvenes convertidos por azares del destino en fenómenos paranormales cuya asociación e intereses no podían ser más disímbolos: Andrew es un nerd debilucho víctima propiciatoria del gandallismo escolar, que sobrevive bajo la tiranía de un padre ojete y cuya afición escapista consiste en registrar en su videocámara los incidentes más intrascendentes convirtiéndose en un comentarista de su entorno. Matt y Steve por su parte, son dos jóvenes atléticos y populares que disfrutan la aprobación de sus congéneres. El nexo de estos dos wiseguys con Andrew se establece de manera obligatoria por el accidentado contacto con un monolito brillante de declarado origen extraterrestre, piedra que les proporciona sus poderes. Adicto a registrar compulsivamente las incidencias de su nueva vida, Andrew realiza una especie de diario que poco a poco va descubriendo las fracciones, pugnas y tensiones entre ellos; es pues, el “pietaje encontrado” que estamos presenciando… Sorprende gratamente que estos oligofrénicos personajes nunca se planteen la posibilidad de convertirse en superhéroes o algo por el estilo. Por el contrario, cada uno a su manera, manifiesta ciertos grados de envilecimiento, de pérdida de humanidad a través de bromas en un principio inofensivas hasta perpetrar otras más retorcidas donde incluso terminan agrediendo psicológicamente a una niña o a varios adultos de una manera física desde la cobardía del anonimato. Es este bosquejo lo que convierte a Chronicle en un filme inquietante y desesperante a la vez, no aprovechado a su favor en la parte medular del filme y lastrado por la inverosímil obsesión de Andrew por testimoniar las andanzas de sus amigos e incluyendo su incursión delictiva de consecuencias catastróficas.
Como suele ocurrir a los pobres diablos cuando de botepronto son dueños de un poder incontrolable, Andrew se convertirá en un monstruo y asesinará a Steve en medio de una tormenta. Envidioso del carisma de su primo, devastado por la muerte de su madre y asediado por su padre alcohólico, al final Andrew emergerá como un ente destructor y apocalíptico. Matt, aprovechará la confusión y el caos para abandonar el anonimato enfrentando a un Andrew que ha superado sus límites sobrehumanos con la furia y el desencanto de su miserable vida. Así el tramo final de la cinta adquirirá un tono épico, trágico y medio psicotrónico valga puntualizar; el enfrentamiento de dos entidades dignas de una película de la saga de Superman. De hecho, al igual que la segunda parte estelarizada por Christopher Reeve, no dejar edificio intacto parece ser la preocupación principal del director, ya que la tensión dramática y la complejidad psicológica del antagonista ha desaparecido para convertirse en una mera marioneta voladora en una secuencia que aprovecha la estética artesanal de los videos de vigilancia para regodearse en una violencia más propia de un filme de titanes disfrazados. Con un pesimismo mayor de lo esperado, la conclusión de la tesis de Chronicle pasma y divierte a partes iguales: no todos los gringos con poderes se convertirán en paladines de la justicia. A revalorar.
Poder sin límites (Chronicle)/ D: Josh Trank/ G: Max Landis/ F en C: Matthew Jensen/ E: Elliot Greenberg/ Con: Dane DeHaan, Alex Russell, Michael B. Jordan, Michael Kelly y Ashley Hinshaw/ P: Twentieth Century Fox, Davis Entertainment, Dune Entertainment. EUA. 2012
Gerardo Mares: Crítico de Cine y Reseña Musical. Colabora para la Revista 012, La Ruta Bjx y Contrapunto News.
Gerardo Mares: Crítico de Cine y Reseña Musical en la Revista 012, el portal de noticias Ruta Bjx y Contrapunto News.