CRÓNICA DE UN FARAÓNICO PRIMER INFORME
LEÓN, GTO.- Del acartonado y tedioso primer informe de gobierno de Héctor López Santillana se rescata una autocrítica sensata; que la seguridad es un tema pendiente y que el reto es contrarrestar las ejecuciones que se siguen presentado un día sí y otro también en la ciudad.
“En León reconocemos que la inseguridad es un tema pendiente por resolver (…)
La tasa de homicidios creció este año en León un 11% en comparación con el periodo 2011 – 2015, el reto está en contrarrestar las ejecuciones”, dijo.
Aceptó también que los robos a casa habitación se incrementaron en un 2% y que incluso se habían tornado más violentos.
A su favor dijo que se trabaja en equipar, capacitar y profesionalizar a policías, algunos de los cuales se ha visto involucrados en al menos tres asesinatos a detenidos.
Habló de la compra de 200 patrullas y del flaco compromiso de disminuir en un 25% la comisión de delitos del fuero común.
Números y esfuerzos que pasaron desapercibidos, al menos para los 1,500 acarreados somnolientos que ocupaban las butacas del fondo del antiacústico Poliforum.
Esos datos, por ejemplo, le hubieran venido bien a los 50 manifestantes que afuera exigían respuestas a la inseguridad, las obras del SIT y la falta de oportunidades laborales.
En su lugar éstos eran empujados por policías, uniformados y de civil, quienes al no permitirles el acceso al informe en realidad los despojaban de su derecho ciudadano a presenciar el informe de su gobernante.
Mientras tanto, López Santillana seguía con su acartonada lectura de cifras, entre las que destacaron la supuesta creación de 20 mil 629 empleos en un año y la concreción de inversiones por 1 mil millones de dólares en 30 proyectos concretados en el sector industrial, incluido su principal logro; la instalación de Michelin.
Pero como la personalidad de Héctor López Santillana y los números suelen ser una muy mala combinación cuando se trata de hacer click con la gente, la estrategia de “Crear Sonrisas Donde No Había” comenzó a desplegarse.
La idea se desarrolló en base a videos de un alcalde buena onda en compañía de beneficiarios de programas sociales buena onda.
Gente que, por cierto, fue invitada a ocupar un espacio especial tras el alcalde, pa generar el efecto de acompañamiento social, tan necesitado en estos días por el santillanismo.
Bajo este esquema alivianado corrieron acciones de éxito sobre el apoyo a pequeños negocios, personas discapacitadas y beneficiaros de obras sociales.
Después el peso regresaba a la lectura plana del alcalde, en la que se establecieron reducciones de un 14% en los costos de obra pública, el beneficio que traerá para 60 mil habitantes la tercera y cuarta etapa del Sistema Integrado de Transporte (SIT) y la generación de Consejos Ciudadanos con los que se supone se garantiza que no haya tranzas en el ejerció de gobierno.
Este es, por así describirlo, el resumen humanista de un informe de gobierno secuestrado por un formato rancio y caduco, en el que el exceso de información y verbo indiscriminado difícilmente despierta el interés en la gente.
Y el efecto fue notorio después de una hora cuarenta minutos de informe, en la que no solamente el alcalde estaba siendo abandonado por sus propios acarreados, sino por sus invitados especiales.
Las sillas vacías, los sombreros campiranos dirigiéndose a la salida, y el éxodo de chiquillos vigilados por sus madres bostezantes, eran síntomas inequívocos de que aquello había llegado a un punto insufrible.
Difícilmente alguien puede decir cuáles fueron las últimas palabras de López Santillana en su primer informe, las del gobernador en cambio, ya afuera del recinto, parece ser que fueron sus clásicas “enhorabuena y muchas gracias”.
Ya todo depende, pues, si se leyeron los folletos del informe en las decenas de camiones del transporte público sacados de circulación pa trasladar a unos mil 500 de los 600 mil miserables de León.