Después de defenderse como gato panzarriba y decir que no había modo de que se hiciera trampa en la Evaluación Universal aplicada recientemente a los “teachers”, con el propósito de identificar a los mejorcitos para su ingreso o ascenso, la SEP tuvo que aceptar que sí hubo algo chueco.

Resulta que a la hora de destruir el material que fue usado en la prueba, detectaron que les andaba faltando uno de los cuadernillos de preguntas, de los que se utilizaron nada menos que en Guanajuato. Previamente, se había informado que en el Estado de México alguien filtró un examen completo, y también se dijo que en Internet circulaban respuestas del cuestionario para los profes, aunque la Secretaría de Educación tachó de chafa ese indicio.

Pero en el más reciente caso, no hubo ni como decir que no, y hasta se identificó que el material fugado era el que utilizó una maestra de nombre Celia Ibarra, que ya fue contactada y dijo que a ella la esculquen, porque no hizo nada, y que en dado caso sería responsabilidad del que se encargó de recoger los examenes al final.

Los examenes ilegales se vendieron aparentemente hasta en mil 500 pesos, y hay información de que grupos de maestros hicieron su “vaquita” para juntar lo pedido.

La SEP, eso sí, dice que esto no pone en riesgo la validez del proceso. Pero de lo que nadie habla es del mal ejemplo que se les pone a los chamacos.