COSALÁ, SIN.- No hay ni un alma en varios poblados de Tamazula: todos sus habitantes huyeron despavoridos a la ciudad más cercana, Cosalá, después de haber vivido momentos de terror.

Sólo en la remota comunidad El Limón hay elementos de la Marina, asegurándose de que nadie se acerque al rancho.

Según los vecinos desplazados, fue aquí donde el 6 de octubre los marinos empezaron a balear casas desde helicópteros en un operativo que luego se extendió a otros poblados de la Sierra Madre Occidental.

El misterio de este rancho, al que las autoridades no dejan pasar ni siquiera a pobladores, sólo incrementa las interrogantes sobre lo que pasó durante la cacería del jefe del cártel de Sinaloa, que se fugó el 11 de julio de la prisión de máxima seguridad El Altiplano, un duro golpe al gobierno de Enrique Peña Nieto.

Sin especificar cuándo o cómo se produjeron los hechos, fuentes del gobierno confirmaron que fuerzas especiales persiguieron a Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera en el Triángulo Dorado, una zona entre Durango y Sinaloa, y que el capo resultó herido en el rostro y la pierna al caer mientras huía.

Sin embargo, el gobierno peñanietista ha negado que atacara a la población, y la Marina reiteró el domingo que respetó “estrictamente” los derechos humanos.

Pero los vecinos tienen relatos diferentes.

“LLUVIA DE BALAS”

Inés Ayón Mendoza recuerda que el 6 de octubre preparaba tortillas cuando empezó la lluvia de balas, fue corriendo a buscar a su bebé, y dos helicópteros siguieron disparando sin que ella entendiera por qué. Su casa quedó con decenas de impactos de bala y su carro, calcinado.

Escabulléndose como pudo entre matorrales y zanjones, ella y su pareja huyeron, caminaron cuatro días seguidos por el monte con su hija de dos años, “sin comer y sin tomar agua”.

El matrimonio llegó finalmente a Cosalá, donde en los últimos días han llegado buscando refugio unas 600 personas de Tamazula que denuncian haber sufrido episodios similares.

Su esposo replica exaltado: “Salió en el periódico que supuestamente lo andaban buscando (a “El Chapo”), pero ahí conmigo no estaba y casi nos matan”.

En el rancho El Águila, hay autos, camionetas y casas llenas de impactos de bala.

Hasta el momento no se han reportado muertos o heridos por el caso, pero la diputada local por Cosalá, Lucero Sánchez, denunció que habría al menos ocho desaparecidos.

La Comisión de Defensa de los Derechos Humanos de Sinaloa subraya su preocupación por un supuesto intento de las autoridades “de quitar evidencias”.