MORELIA, MICH.- Ayer les contábamos banda el bullying que sufrió el niño Miguel Ángel, de 11 años, quien fue brutalmente golpeado por otro niño y dos compañeras de la escuela “Felipe Tzintzun”, del pueblo de Opopeo, municipio de Salvador Escalante.

Pues ayer el menor alumno de sexto año fue enterrado por sus familiares, amigos y conocidos en una emotiva despedida.

El día de la golpiza, el niño esperaba en la escuela a su mamá que estaba en una junta, cuando otro niño lo tomó del cuello contra la pared “como si quisiera estrangularlo”.

Después cayó al suelo y unas niñas lo golpearon con los puños en las costillas, como vieron que no reaccionaba, le echaron agua pero no despertó.

Luego le avisaron a su mamá que su hijo estaba inconsciente en la puerta de la primaria donde el director y su secretaria intentaban reanimarlo con un algodón empapado en alcohol.

Otros testigos vieron cómo el director sacó al pequeño a la puerta y le dijo a su madre que se lo habían encontrado ahí.

“Me voy a morir abuelita”, le decía el niño a la mamá de su papá en un momento en que recobró el conocimiento y lo llevaron a un médico que les recomendó levarlo al hospital de Pátzcuaro.

A los tres kilómetros el niño, con la tez ya amarilla y desesperado por el dolor que sentía entre la costilla derecha y el pecho, volvió a perder el conocimiento. Falleció en el trayecto.

El resultado de la necropsia reveló que falleció por “asfixia por broncoaspiración de contenido gástrico biliar”, pero en el informe de la Fiscalía no aparecen las causas de la asfixia.

El padre de Miguelito no estaba en Michoacán porque trabaja en EU y ayer llegó para enterrar a su hijo. “Mi niño no se ha muerto. ¡Me lo han matado las chiquillas!”, exclamaba su madre.

ENTRA DERECHOS HUMANOS

La Comisión de Derechos Humanos estatal investiga si el crimen se trata de un caso de bullying o acoso escolar y la responsabilidad de las autoridades, tanto de la Fiscalía que emitió el informe forense, como de los responsables de la escuela.