Spoilers bastardos.

Aceptémoslo, con un nombre como “Battle of Bastards“ GoT estaba apuntando a algo grande tras una temporada que ha estado muy floja, además de tener un título bastante estúpido. Pero ¿Saben algo? No decepcionó, es más: creo que lo que ayer presenciamos fue uno de los mejores episodios en cuanto acción se refieren, a todo nivel.

Esto hace que CASI perdonemos esta temporada y que el patrón del noveno episodio de la serie siempre se vuelve el mejor.

Daenerys (Emilia Clarke) ha vuelto a Mereen y no está contenta; no entiendo la grandiosa estupidez de los maestros que han decidido enfrentar a una mujer que tiene un buen ejército y dragones, pero como cualquier enemigo de inteligencia artificial molesta de Age of Empires ahí andan con sus barcos lanzando proyectiles hacia la gran pirámide. Junto con su equipo decide llevar un trato con estos, quienes con una prepotencia nivel imbécil le piden que le entregen la ciudadela, a Missandei (Nathalie Emmanuel), ah, y que mate a sus dragones. Y es en este momento que vemos a Danny como la líder que toda la serie nos ha vendido. Fría, se monta en Drogon, y junto a los otros dos dragones van y queman la flotilla. Los efectos pasan de ser excelentes a “GoT, no puedo creer que no sepas hacer buena pantalla verde” pero funcionan, porque ya por fin acabaron con la lata que representan Los hijos de la arpía.

Después de la paliza de ayer, dudo mucho que quieran hacer algo en contra.

Tiempo después en una de las decisiones más incoherentes de la serie, Theon (Alfie Allen) y Yara (Gemma Whelan) ya se encuentran con Daenerys, y le ofrecen su flota para que llegue a reclamar el trono de hierro, además de advertirle de las intenciones de Euron Greyjoy, quien piensa desposarla; lo único que le piden a la Madre de los Dragones es que les ayude a recuperar las Islas de hierro y Danny acepta, pero no sin antes darle a entender a Tyrion de que lo que hace va a ser una especie de revolución, ya que comprende que tanto su padre como el de los hermanos Greyjoy no eran las mejores personas y dejaron el mundo… pues jodido. Firma una alianza con estos dos con un gesto de manos, que deja pensando a Yara en lo que acaba de prometer: no mas violencia.

Además de estarse babeando por Daenerys… no la culpo.

Y lo que siguió después de unas secuencias bien realizadas en una historia que ya estaba arrastrando tiempo y espacio… fue GoT en su máximo esplendor.

No voy a contar nada de la historia de Jon, pero lo que les puedo decir es que tanto en nivel dramático como en técnico fue maravilloso, a la par de cualquier escena de guerra del cine, incluso mejor que muchas, porque hay emociones, altas y bajas, sacrificios y todo acompañado de una excelente decisión de producción en donde el cgi no se presiente, en donde incluso pudimos presenciar un plano secuencia emocionante (realizada por Fabian Wagner). Si esta escena no te convenció de ver una de las mejores series de la historia, nada lo hará. Porque tus expectativas están más altas que la torre de Babel.

Y lo que todo mundo ya quería, lo que no los dejaba dormir: Winterfell ya volvió a los Stark. Con la ayuda del hombre más peligroso de todo Westeros y su ejército, pero ya se posaron los lobos sobre las viejas rocas ¿Y Ramsay? Pues digamos que se volvió el comercial más perturbador de Purina. Pero, si tengo una queja sobre el episodio, es que de pronto la serie olvida que antes era más violenta. Vamos GoT, en el pasado mataste a una fiesta entera, le apachurraste los ojos a un sujeto, acuchillaste a una mujer embarazada ¿Era tanto pedir una quijada arrancada?

Aunque tuvimos algo igual de perturbante: Sansa riendo por el destino del último de los Bolton.

Un aplauso para Miguel Sapochnik quien como director ha entregado uno de los episodios más memorables de la serie. Quizás esto también sea un reflejo de que, al explorar dos historias en vez del abanico de tramas que debe desarrollar, la serie puede generar tensión satisfactoria, habrá que ver si esto es correcto en el siguiente episodio que también dirige Sapochnik y que su título nos advierte de algo pesado: “The Winds of Winter”.