BARBECHO: K-POP ¿EL DANZÓN DEL FUTURO?
La explanada del Forum Cultural se ha convertido en pista improvisada de K-pop.
Un par de sábados atrás, mientras salía de la Biblioteca Central, una chavita delgada con cabello rosa en forma de “honguito” y cubrebocas negro, acaparó mi atención.
Bailaba sin una gota de vergüenza cerca del pórtico, con tal naturalidad que la envidié por hacerlo en un lugar tan transitado.
La chica, que después supe que se llamaba Alex, utilizaba el cristal de la biblioteca como espejo, frente al que ejecutaba una coreografía. Se movía rápido y con soltura, al compás de una música cuyo género no distinguí.
El escenario -que abarca también el Teatro de ópera-, se ha posicionado como punto de reunión de generación “Z”; concretamente adolescentes que por sus venas corre la pasión por el K-pop.
Entre jacarandas y tabachines, ese sábado los chavos me explicaron que el K-pop, es un género de origen coreano que combina varios estilos como pop, hip-hop, rap, rock, electrónica e incluso reggaetón. Su inspiración son grupos como BTS, Girl´s Generation, EXO… etcétera que conocieron a través de Internet.
Y es que los fines de semana el sitio se transforma en algo así como el Barrio de San Juan de Dios del siglo XXI. Allá los dones y las doñas bailan danzón en la plaza pública presumiendo sus habilidades de la juventud.
Y acá, a unos dos kilómetros de distancia -pero 60 años de diferencia- los adolescentes también derrochan su talento y energía en la mera flor de la vida.
Me imagino que las calles entre el famoso barrio y la biblioteca son un túnel del tiempo donde el contraste de edades, rostros, música, estilos y fuerza, te atrapan de la misma forma.
Alex tiene 19 años y desde hace dos se reúne para bailar con un grupo de amigos que conoció ahí. Narró que les mostraba unos pasos a otras tres adolescentes con las que recién formó un crew. Entre todas acordaron nombrarla líder por ser la más experimentada en la disciplina.
“El baile es un arte, hay personas que lo toman como hobbie, yo lo veo como dar, recibir y expresar algo”, dijo.
Junto a su grupo había otros chavos entre los 12 y 23 años que dedican sus fines de semana al dance cover (recrear coreografías), especialmente de K-Pop. Repasan los pasos de sus grupos predilectos y pasan horas intentando imitar los movimientos hasta que salgan parejos.
Mientras me contaban, descubrí que junto a ellas, los millenial somos señores (¡me hablaban de usted!). También me percaté de mi ignorancia pues tenía prejuicios sobre está música y sus seguidores, a quienes hasta ese día, consideraba “friquis”.
Pero a diferencia de lo que creía, el K-pop ha despertado en muchos chavitos el gusto por la danza, les ha forjado una disciplina, les ayuda a activarse físicamente pues pasan horas ensayando, genera convivencia y significa una zona de encuentro para conocer gente que comparten esta afinidad, incluso muchos de ellos practican para concursos nacionales y utilizan las redes sociales como promoción.
Uno de esos grupos es “After silence”, famoso entre los k-popers leoneses. Han acumulado fama por ganar diferentes competencias nacionales y participar como jueces en otras.
“Es un gusto muy fuerte que ya está sobrepasando el hobbie, queremos hacerlo más profesional y en serio, a mí desde niño me gusta demasiado bailar, la sensación que te da y cómo puedes llegar a expresar emociones con tu cuerpo, es muy relajante”, comparte Ricardo de 17 años, uno de sus integrantes.
Nicol, del grupo Hidden Mistery, incursionó en la danza folclórica a los 6 años y hoy a sus 19 sueña con ser coreógrafa profesional.
“Además de la música lo que me gustó de aquí fue que nos hicimos amigos, el arte y el baile siempre está abierto para cualquier persona y esta es una buena manera de expresarnos y cuidar nuestra salud”, dice utilizando unos lentes que parecen de aviador.
El K-pop no sólo mezcla estilos musicales sino también de imagen, en el Forum predominan los cortes de “honguito”, cabellos de colores y en algunos casos rasgos andróginos, como una especie de imitación de sus ídolos coreanos.
Ese fin de semana su baile y buena vibra acribilló mis prejuicios, pues además de que la mayoría fueron alivianados y accesibles, me contagiaron su pasión por lo que aman hacer, ejemplo para otros más viejos que nos sentimos a veces un barco sin timón.
Me pregunto si el K-pop será el danzón del futuro en León. Quizá en 50 años estos chavos se apropiarán también de otras plazas públicas como los dones de San Juan de Dios, pruebas del paso del tiempo y testigos de la moda de una época. Aunque a diferencia del danzón que es lento y suave, sería una odisea imperdible ver a dos abuelos bailando K-pop. El tiempo lo dirá.
Salí del Forum Cultural contenta por descubrir la diversidad en mi ciudad, contagiada de la energía k-popera y con la conclusión de que antes de conocer a sus seguidores, la friqui más bien era yo.
FIN.
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