A FÁTIMA LA MATÓ LA SOCIEDAD INDIFERENTE ¡TODOS SOMOS CULPABLES!
Por: Maya Andrade
Desde que se dio a conocer el lamentable caso del feminicidio de Fátima, tengo sentimientos encontrados:
Por una parte siento miedo, porque soy madre y no me imagino el horror que sería vivir una situación así en carne propia…
También estoy enojada por la falta de protocolos para garantizar la seguridad de los niños en las escuelas, y sobre todo, me hierve la sangre escuchar las ya cansadas excusas del presidente… ¿No se cansa, ganso?
Siento que me falta el aliento y que en mi estómago hay un enorme hueco que se extiende por todo mi cuerpo hasta presionar mi garganta… Las lágrimas quieren salir… Perdón, Fátima… No merecías ese final… Perdón por no haberte cuidado, cuando como sociedad nos jactamos de hacer las cosas en pro de la niñez… ¡Qué hipócritas somos!
Me duele tanto tu caso… No te conocí, pero en tu sonrisa veo la inocencia de mi hija y no puedo contener el llanto… Ojalá no hubieras sido tú, ojalá no hubiera sido nadie..
¿Qué demonios nos está pasando? ¿Por qué estamos permitiendo este tipo de casos? ¿Por qué no hay nadie trabajando? ¿Por qué siguen echándose la bolita para lavarse las manos?
No seamos tontos, la culpa la tenemos todos… y darse cuenta de ello duele bastante…
Las autoridades son culpables por su negligencia al esperar sus estúpidos protocolos tratándose de una niña… ¿Esperar 72 horas para activar la Alerta Amber? ¿Dónde esperaban encontrarla? ¿Con el novio? ¡Tenía 7 años!
Desafortunadamente les encanta justificar la huevonada con el “No estamos seguros si se trata de una denuncia real” No me chi… Yo hubiera preferido que se repitiera el caso de la chica que se fue de fiesta y regresó bien cruda al día siguiente cuando todo México estaba preocupado por ella…
Qué bonito final hubiera sido que tal vez la tía o la vecina le dijera a la madre: “Magda, no te apures, yo me llevé a la niña, es que ya iban a cerrar la escuela y vi que no llegabas”… Tal vez se hubiera quedado en el susto y unos cuantos trolls en redes sociales, que hubieran tachado de ‘Loca y exagerada’ a la mamá por armar un zafarrancho cuando no había nada que temer… Pero no, esta vez las pesadillas de la madre se volvieron reales cuando le informaron el hallazgo del cuerpo de su pequeña… de su bebé…
Una madre jamás debería enterrar a sus hijos… No creo que exista dolor más grande…
No conforme con el shock que dejó este caso, el presidente López Obrador vomita su repetido y ya regurgitado discurso:
“Es culpa del neoliberalismo”… “Este es el resultado de los antiguos gobiernos”…
¿Cuándo se va a agarrar bien los pantalones y admitir que su estrategia de seguridad (si es que existe una) está fallando, y ese fallo descomunal está costando vidas inocentes?
Yo no quiero discursitos “bonitos” salidos de un curso de superación personal “Debemos educar a la sociedad para limpiar las calles”, como si nosotros tuviéramos la culpa de que el gobierno prefiera proteger monumentos de los grafitis y actos vandálicos en marchas feministas, en lugar de garantizar la seguridad de los ciudadanos… ¡Vaya!
Estamos haciendo todo al revés…
¿Saben quién más tiene la culpa? La escuela que se jacta de haber entregado a la niña a una persona “sólo porque Fátima la conocía”… ¿No pudieron corroborar antes con la madre? ¿Acaso no tienen el teléfono de los padres de familia para estas situaciones? ¿No pudieron al menos preguntar el nombre de esta mujer? ¡Cómo puede ser posible tanta indiferencia!
¿No se supone que como padres confiamos en estas instituciones para que resguarden a nuestros hijos en nuestra ausencia?
¡Qué fácil es entregar un niño a un desconocido cuando no es tuyo! ¡Qué fácil es deshacerte de un niño porque ya te querías ir! No eran papeles pendientes de firmar, o algún documento que pudieras terminar al día siguiente… ¡Era una vida! y se apagó por la indiferencia de todos.
¿Saben qué es lo que más duele de estos casos? Saber que para el gobierno sólo somos una estadística… Apenas en noviembre se activó la alerta de género en Ciudad de México… se legislaron todas las faramallas que se les ocurrieron en pro de la mujer y su seguridad, tiraron la casa por la ventana para alzarse el cuello y mostrarnos “cómo trabajan”…
Irónicamente los feminicidios aumentaron en un 35% tan sólo en el último año… lástima que los derechos sólo están escritos en papel…
¿De qué sirve presumir la adquisición de cámaras de seguridad si no pudieron grabar el recorrido completo de Fátima y su victimaria por que algunas estaban descompuestas?
¿De qué sirve jactarse de estar trabajando, si cada día amanecemos con un caso nuevo de violencia, feminicidio, robo, balacera, inseguridad…?
Y luego estamos nosotros…
La sociedad mierdera que le encanta señalar culpables, pero que tampoco hace nada… Es más fácil escribir la indignación desde la comodidad de nuestro sillón ¿No?
Uno de los comentarios que me llegó como patada en los ovarios, fue “¿y la madre dónde estaba?”… ¿De verdad somos tan egoístas? ¿tan indiferentes al dolor ajeno?
Desconozco las razones de Magdalena para tardar 15 minutos en recoger a su hija… Se especuló sobre el tráfico ocasionado por un tianguis o bloqueo en el lugar, no estoy segura de lo que pasó…
Antes culparía a los jefes que no entienden que antes de ser empleadas somos madres, y prefieren que nos quedemos unos ‘minutos más’ porque está mal visto salir temprano del trabajo…
Culparía a la situación económica que nos obliga a trabajar jornadas extenuantes para llevar el sustento a nuestro hogar…
Culparía a la sociedad que condena al pobre por ser pobre…
Culparía al presidente, culparía a la indiferencia, culparía a los medios que se cuelgan de la tragedia ajena para ganar unos cuantos likes, sin saber que convierten a la audiencia en “adictos al morbo”… Y parece que escupo al cielo porque formo parte de uno… hasta cierto punto, también me culpo a mí misma…
Sin embargo y pese a todas las culpas… No culpo a la madre…
-Maya Andrade-