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ENTRE EJECUTADOS Y CAMPALES, AMAS DE CASA DE LA BRISA Y EL RETIRO

LEÓN, GTO.- Algunas mujeres de las colonias El Retiro y La Brisa tienen miedo de sacar la basura por las noches,  debido a las balaceras que han tenido que soportar durante los últimos dos días.

En los tiroteos han muertos dos hombres, y un menor de edad ha resultado lesionado.

De la policía doña “Chuy” opina poco, dice que “valen pa pura madre” cuando se les avisa de una campal en la calle.

Ella misma, aseguró que el sábado pasado su hija reportó entre las siete y siete treinta de la noche una pelea con disparos de arma de fuego en la esquina de Zitácuaro y Zeus, en la colonia El Retiro.

“¡Pero llegaron como 45 minutos tarde! ¿ya pa qué le sirven a uno? en una de esas y ahí nos quedamos”, dice doña Chuy.

Doña “Lety” cuenta que esa noche venía de comprar el pan, cuando se encontró con una “bola de viejos” corriendo con piedras y hasta machetes sobre la calle Zitácuaro.

“También escuché disparos y me acurruqué en un poste… nomás pensando en que no me dieran a mí”, dice mientras camina entre los vestigios de una obra municipal.

En esa campal, un menor de edad que vive en la calle Sirio fue baleado y llevado a un hospital.

Pese a que vecinos aseguran la existencia del lesionado, en el reporte de este lunes otorgado por el director de Investigación de Unidades Especializadas de la Subprocuraduría de Justicia A, Jesús Aguilera Saldaña, el evento simple y sencillamente no fue dado a conocer.

La mañana del domingo, dice doña Lety, “nomás se oía a las vecinas platicar de la balacera y del miedo de que se venga otra”.

Pues como si fuera maldición, a las siete treinta de la noche de este lunes el miedo se apoderó de la esquina de las calles Piedad y Apatzingán en la colonia La Brisa, pegadita a la de El Retiro.

En ese lugar dos hombres fueron baleados y llevados al Hospital General Regional, donde poco tiempo después fueron reportados muertos. Los sicarios, como siempre, huyeron.

Adicionalmente, en este caso se reportaron disparos en el propio hospital, versión que fue desmentida por la Secretaría de Salud.

Lo que no se puede ocultar, es el temor y el cambio de vida que están generando los malandros entre los ciudadanos.

Por ejemplo Irma, de 22 años. Ella vive en La Brisa y presenció lo ocurrido en la calle Apatzingán.

“Yo salgo nomás lo necesario, tengo una hija, soy madre soltera y pos no quiero que me pase nada… ya le sacas hasta para sacar la basura en la noche”, dijo entre el vaivén de un par de bolsas negras.

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