POLTERGEIST
Los remakes, esas cosas que son “el cáncer del cine” y más frases que a menudo te encuentras con una persona que tiende a odiar este tipo de proyectos, o que ocasionalmente es tan “borrego” (término predilecto entre estos sujetos) como aquellos de los que se quejan; seamos honestos, pasaron, pasan, y pasarán, la cuestión aquí es si puede presentar algo novedoso (a sabiendas de que es un remake) y que lo justifique. Con esa lógica podemos ver una amplia gama de intenciones.
Puede que se trate de un proyecto de ensueño que muchos realizadores intentan hacer, como los Remakes de Peter Jackson y Spielberg por sus películas favoritas; otro tratamiento o alcances de la historia como aquel proyecto de Cronemberg que involucra teletransportaciones y un insecto que todos odiamos, otros buscan tener renombre por la película que tienen como antecedente, entre muchos otros.
No estoy en contra de los remakes, me gustaría ver nuevas versiones de ciertos proyectos, pero también siendo honesto pocas veces un proyecto así me genera entusiasmo o la anticipación de ver lo que será. Poltergeist no entra en la categoría de anhelados.
La original la recuerdo mucho, no como una película de absoluto terror, más bien como una aventura sobrenatural que captura el elemento de suburbia y familia que Spielberg hizo dos veces en ese año (el eterno debate Hooper y Spielberg sobre la dirección de Poltergeist, me inclino más a la idea del segundo). No es perfecta, así que la lógica de un remake sería la de evaluar lo que la primera presenta y tiene como estigma, el cuál puede presentar una auténtica película de terror. Además, vivimos en épocas donde Insidious (2010) y El Conjuro (2013) reviven ese interés por películas de casas con anomalías paranormales, curiosamente del mismo director. eso podría ser el argumento para la existencia de Poltergeist… y lo intenta.
Los Bowen acaban de mudarse a su nuevo hogar, desde la llegada Griffin (Kyle Catlett) nota que su hermana menor Madison (Kennedy Clements) comienza a hablar sola y fenómenos eléctricos suceden por varias partes de la casa; poco importa, para Eric (Sam Rockwell) y Amy (Rosemarie DeWitt) es un nuevo comienzo, para él de buscar un nuevo trabajo, y ella para enfocarse en sus hijos y su novela. Los días van pasando y en una fiesta, los niños sufren accidentes que revelan que la casa es un lugar lleno de espíritus, atrapando a Madison en otra dimensión. Es entonces cuando deciden buscar ayuda en el campo paranormal.
La película sufre de lo que en un momento temí: rinde homenaje a la primera en tantas ocasiones que se olvida de que es un proyecto moderno. Es por ello que se siente obligada a tener elementos como el payaso (que funciona) o el árbol que es un momento donde Spielberg hacía un guiño a sus traumas de la infancia, que a pesar de ser elemento enteramente personal no era muy coherente. Si esperabas que tuviera más peso en esta ocasión o fuese más impactante, lamento decirte que no pasa, es incluso bastante gracioso ver cómo este suceso no trasciende más allá de mencionarlo, pero no de cortarlo o acabar con la vida de este árbol poseído, por lo menos en la anterior fue eliminado por completo por un tornado… por más estúpido que suene esto.
Por otra parte, cuando intenta hacer cosas modernas la película tiene buenas secuencias; existen momentos tensos con el uso de las nuevas tecnologías como cuando se te pierde la señal de radio, sólo que esta ocasión un lamento espectral surge, y un interesante juego de sombras. Mención honorífica la oportunidad que la película nos otorga de ver la otra dimensión, un lugar lleno de cadáveres que me recordaron mucho al videojuego Dark Souls (del que ya había escrito).
Sam Rockwell por gran parte de la película se muestra como un hombre que se preocupa por su familia, y tiene una buena dinámica con los miembros de esta así. más con Rosemarie DeWitt que interpreta a su esposa. Aunado al hecho de que este personaje tiene problemas económicos y trata de solventarse, eso hace que sintamos empatía por él, los momentos de interacción familiar son lo más rescatable de Poltergeist; es hasta el momento en lo que lo paranormal aparece que de manera curiosa, tanto DeWitt como Rockwell (y ocasionalmente los niños) se muestran desinteresados, apáticos, y sin que puedas constatar de que realmente sufren la pérdida de su hija; es una lástima que Rockwell, quien puede ser un excelente actor quede relegado a estos papeles, uno no sabe si presenta una actuación irregular por su falta de interés, o por la dirección de Gil Kenan.
Es también rescatable el experto en esta ocasión: Carrigan Burke. En un tono burlón, Jared Harris es un cazafantasmas como los que vemos en la televisión por el “Syfy”, aparente charlatán, también tiene una historia con los expertos que investigan el caso de los Bowen; Harris no se ve amenazador, ni temeroso como en sus anteriores papeles es un “badass”con cicatrices por todo el cuerpo que poco piensa en las consecuencias de lo que está a punto de hacer; otorga a la película de comicidad a pesar de los pocos minutos en los que aparece.
Al final, Poltergeist queda como un remake más, de esos del montón; no creo que tuviese muchas posibilidades de presentar una idea completamente aterradora siendo que hemos visto ideas frescas en los últimos años que, de manera irónica tienen a guionistas y directores en su haber que hacen referencia y conocimiento de la película del 82. Sin embargo, no creo que sea atroz, en realidad la esperaba más horrenda. Por momentos brilla, la dinámica familiar tiene cierto encanto y uno puede matar el tiempo con esta película, incluso se la opción de aquellos que no checan la cartelera y se meten a la primera que esté. No obstante, esperar algo que aterre completamente a la audiencia en esta ocasión es infructífero.