Siendo niño, hay elementos que uno absorbe y se vuelven parte de la vida cotidiana; coches, aviones, o trenes por decir algunos, pero hay un elemento que casi nunca falla: los dinosaurios. Elemento esencial que forma parte del código genético del mocoso, el de ver un lagarto gigante rondando por la tierra (sea carnívoro o herbívoro, es cuestión de gustos). Esto no es nuevo, tan sólo este año “El mundo perdido”, una de las primeras películas de dinosaurios de la historia tuvo su noventa aniversario.

Yo suelo tener eso en mente, puesto que los dinosaurios formaron gran parte de mi vida; junto con mi hermano nuestra pasión era saber sobre dinosaurios, leer sobre dinosaurios, vestir como dinosaurios, comer dinosaurios, y claro, ver dinosaurios… ahí es cuando entró en nuestras vidas Jurassic Park (Steven Spielberg, 1993). Esta película es de las primeras que recuerdo haber visto, y básicamente a partir de este evento del verano, explotó algo en mi interior… mi pasión por el cine. Jurassic Park entre toda la sarta de cosas que tuvo en mi persona, me hizo conocer a mi ídolo personal: Steven Spielberg.

Pero querido lector, el factor de la nostalgia es un arma de doble filo. Atrae a las masas sin pensar en lo que van a ver, con el simple hecho de que en algún punto de su infancia esto tuvo cabida (Transformers y Tortugas Ninja son los más claros ejemplos), algunos hasta asisten no por gusto, sino por obligación inducida. Este factor va a mover montañas para ver Jurassic World, y aún así, no me ganaba dicho factor. Así que asistí en una posición casi negativa del proyecto.

Han pasado 22 años de que Jurassic Park fracasara, amén de si las otras secuelas se consideren canónicas, pero nadie parece recordar el accidente de San Francisco o las otras islas. El punto es que el parque de Hammond por fin es una realidad, y podemos ver cómo es en su magnificencia, ahora de la mano de Simon Masrani (Irrfhan Khan), magnate millonario hindú; al parecer los ingresos del parque han ido en decadencia, y los directivos de Jurassic World han tenido la grandiosa idea de presentar un nuevo avance: dinosaurios alterados genéticamente en su totalidad. Este nuevo animal, que tiene por título Indominus Rex, resulta ser más listo que otro animal en la isla y escapa. Las únicas personas que están dispuestas a detenerlo son Owen Grady (Chris Pratt) un entrenador de velociraptors, y la jefa del parque Claire Dearing (Bryce Dallas Howard) quien de pronto recuerda que ese mismo día tenía una visita familiar por parte de sus sobrinos Zach y Gray (Nick Robinson y Ty Simpkins).

Me es complicado escribir de esta película, así que vayamos por partes.

La idea de un dinosaurio alterado genéticamente pues es… tonta; es una navaja Suiza, hace de todo, tiene un intelecto superior, y encima de eso parece que le pusieron genes de asesino serial pues odia a todo ser viviente, todo esto con una intención bastante estúpida que aparece como giro en un punto. Personalmente creo que se esfuerzan mucho en hacer que la audiencia sienta miedo o respeto por este animal, cosa que pasaba naturalmente con el Tiranosaurio Rex y hasta en cierto punto con el Espinosaurio.

 

Y aún así, creo que esto está hecho con una intención clara de hacer que odies a esta cosa.

Aún así, creo que esto está hecho con una intención clara de hacer que odies a esta cosa, tanto en el diseño, como en que sea tan “carrilla”.

 

Un dinosaurio alterado genéticamente, lee eso en voz alta y dime si eso no es la idea más estúpida de la historia, nunca me convenció la idea de que en esta ocasión hubiese un dinosaurio así, parece película salida de “The Asylum” (sí, esos que hacen Transmorphers o Sharknado). Si no logras vencer este paradigma, te comprendo y también el por qué de tu furia.

Chris Pratt es un héroe de acción, atrás quedaron los días en que los palentólogos eran “cool”, ahora tienes a un ex militar que entrena velociraptors y trata de domarlos y encariñarse con ellos; Pratt es un actor que se entretiene en su papel, es el ídolo de los niños, muy a pesar de que en ocasiones sea molesto con Claire y tenga un romance forzado con ella, además de que la idea de domar velociraptors no quedan completamente explotado sentimentalmente del todo (si ya vas a ese argumento, por lo menos explóralo).

 

Supongo que si domas dinosaurios sanguinarios has demostrado ser lo suficientemente badass para toda tu vida.

Supongo que si domas dinosaurios sanguinarios has demostrado ser lo suficientemente badass para toda tu vida.

 

Bryce Dallas Howard es una actriz sumamente olvidada en Hollywood, (supongo que nunca te ayuda trabajar con Shyamalan en su días malos). La pelirroja tiene algo interesante en su personaje, de una mujer que controla todo y omite su familia, pero no hay mucho qué explorar con ella además del obvio reconcilio con sus sobrinos y el “amor” de Owen, pero nadie niega que se ve hermosa, y que debe tener los mejores pies de la historia si toda la película se la pasa en tacones. Y los niños… pues son los mismos niños de JP, no tengo idea de por qué aparecen más que para incentivar la trama de Claire.

Fuera de eso, creo que no hay un personaje rescatable, todos son odiosos y eso incluye a los villanos humanos de la película, porque una película de Jurassic Park, además de niños debe de tener hombres de negocios malignos e insensibles.

“Entonces odié Jurassic World” es lo que piensan…. no, de hecho la encontré entretenida.

No iba con esperanzas, y recordé lo que en un tiempo escuché: Jurassic Park elevó el concepto de película B. Bueno, sus secuelas obviamente bajaron este estandarte, pero en vez de ser simples explosiones y efectos (como en nuestros tiempos), estas eran películas entretenidas y emocionantes; y a pesar de que Jurassic World presenta menos personajes atractivos que las dos secuelas anteriores juntas, hay momentos en los que la película tiene sus logros.

Los hay llenos de una belleza latente en los dinosaurios, de esos que se salvaron por unos segundo de la trama de la máquina de matar genética, también hay de esos donde presenciamos violencia gratuita (¡Yei!) en fácilmente LA PEOR MUERTE DE LA SAGA. Y al final, la película en su inmensa estupidez te envuelve, te hace reír de lo que presenta, y la última secuencia es donde sientes que tu maldito boleto valió la pena, donde presencias lo que nunca pensaste ver, para quedar emocionado, mi corazón palpitaba después de este espléndido circo.

El excelente diseño de producción de Ed Verreaux no es el “cavernícola verde radioactivo” de la primera película, ni sucio como las otras; evita el ser un parte estilo Six Flags y presenta un diseño minimalista y exitoso (después de todo, llevan años intentando sacar el parque) muy adecuado a los tiempos modernos. Y no puedo hacerme de oídos necios y no apreciar el trabajo de Michael Giacchino en la película. Giacchino, de experiencia en la franquicia con dos juegos de video, ni omite los temas de John Williams, ni tampoco hace refritos con ellos como suele pasar. Lo que hace es un trabajo que se siente fresco, que homenajea al trabajo realizado por Williams de manera muy hermosa con guiños, y tiene su estilo. El tema principal es bellísimo, restablece al parque como un lugar de progreso tecnológico y triunfal donde todo puede pasar.

 

Giacchino ha tenido uno de sus años más laboriosos en 2015, y demuestra el por qué tiene todo para convertirse en leyenda.

https://www.youtube.com/watch?v=OKwGFSqkV3I

 

Muy a pesar de sus errores, Jurassic World logra mantener el aire de entretenimiento para hacer pasar un buen rato en el cine. Creo que tras esta entrega, la franquicia ya dio todo lo que pudo dar, las siguientes películas parecen que van por un extremo totalmente ridículo, y para ser la película donde la misma ridiculez estuvo debatiéndose entre su audiencia, lo mejor es hacer descansar a esos dinosaurios, o bombardearlos.

 

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