HASTA PRONTO, HOMBRE PELUDO
Hace unas horas me encontraba en el cine en solitario y esperando a entrar a la función a la que asistí con mucho gusto -independientemente de mi soledad, soy bastante feliz así que si me ven sólo en el cine, créanme, me la ando pasando bomba- y de pronto un rumor me llegó a mis ojos por parte de un amigo; Robin Williams acaba de fallecer. Tras 5 minutos de una ardua investigación -bendito Google- pues tuve que confirmar dicho rumor:
Robin Williams ha muerto.
La noticia es algo sorpresiva por dos factores.
El primero es que su causa de muerte haya sido dadas las primeras investigaciones, suicidio; esto contrasta mucho con la imagen cálida, agradable y amistosa que el actor reflejaba. Lo cierto es que esto deja pensando a más de uno y corrobora la idea de que no sabemos los demonios que cada quién carga.
Pero el segundo aspecto y que eclipsa a esta idea, es que Robin para muchos fue parte esencial de su infancia, y sobre todo en la manera de hacer comedia. Era muy agraciado a la hora de hacer esto…. con ciertos momentos donde su nivel de payaso era demasiado. Si mal no recuerdo tiene el dudoso honor de ser el actor principal en la peor película de Francis Ford Coppola (si, te estoy hablando a ti, Jack.)
Yo en lo personal, lo recuerdo por películas donde presentó un rol fuera de la comedia: Retratos de una obsesión (Mark Romanek, 2002) sigue siendo una fantástica película y mucho por su escabrosa actuación, la cual se volvió mi favorita entre toda su filmografía ; también recuerdo esos atardeceres con mi madre viendo Hook (Steven Spielberg, 1991) Despertares (Penny Marshal, 1990), Pescador de Ilusiones (Terry Gilliam, 1991) y siempre le tendré cariño culposo por Popeye (Robert Altman, 1980) y Toys (Barry Levinson, 1992).
La cuestión aquí es, que la gente se siente completamente apegada a un actor, director, o quien sea que probablemente nunca hayan tenido la oportunidad de ver; los tachamos de idiotas y de que esto no tiene lógica, que son auténticos “borregos del sistema” y que sólo es un “hot topic”, y saben algo: ¿Por qué no habría de afectarle a la gente?
Nuestra vida está rodeada de personas que la hacen especial y la pérdida de un familiar o un ser querido es fuerte, pero no menospreciemos a lo que nos rodea; es lo que nos da una visión personal, es la identidad que formamos y que nos hace ser. En el caso especial del cine muchas películas nos evocarán primera cita, nuestro primer beso, la última película que vimos con nuestra “bolita de amigos” y un número infinito de recuerdos.
Y entre esa magia están los actores, con sus personajes que nos hacen decir “qué buen momento pasé” o salir mentando madres, en cualquiera de los dos casos esto se pega a nuestra esencia y nos hace sentir un duelo que para muchos puede ser inimaginable.
Yo lo acabo de comprobar.
Si bien no era mi actor favorito, al momento de saber la noticia de manera instantánea llegó un pensamiento sobre a quién le afectaría la noticia, de aquel ser que ha estado conmigo a la hora de ver películas y probablemente sea la única persona en mi familia que comparte ese amor por hablar de cine y verlo… y estaba en lo correcto: llego a mi casa, voy con mi madre, le digo “Mamá ¿Ya sabes quién falleció?”, y mi madre, detiene su ritual de cocinar, voltea a verme y noto unas lágrimas que nacen de sus ojos maternales.
Sí sabe, y le pesa.
Así que si sientes un dolor querido lector no te lo guardes; apreciemos lo que la vida nos da y que gracias a esta, podemos presenciar muchas cosas. El cine es para mí lo que más momentos me ha dado en esta vida, el cine es mi vida, y mi pan de cada día, y me parece válido sentir algo por una persona a la que probablemente no veremos nunca en la vida, pero le estaremos eternamente agradecidos por ello.
Y que así sea.