LEÓN, GTO.- Cuando El Chino Armas me pidió que hiciera una crónica sobre el concierto de los Dio Disciples, pensé en dejarme llevar por el amor que le tengo al rock y a la figura de la voz más grande que ha tenido el Heavy Metal. Me refiero, por supuesto, a Ronie James Dio.
Pero con los jugos mañaneros de la cruda al siguiente día del show y el primer resplandor del “Feis”, me encontré con las siempre exactas palabras de Kito “Esa Rola la Toca Headbanger” Jiménez.
Aquí las reproduzco íntegras después del copy paste: “PIDEN Y PIDEN QUE SE HAGAN EVENTOS DE CALIDAD EN ESTA CIUDAD Y CUANDO SE PRESENTAN 6 MAESTROS QUE LE HAN DADO LA VUELTA AL MUNDO LOS IGNORAN!!! UN APLAUSO A TODOS LOS QUE DISFRUTAMOS EL CONCIERTO DE AYER, POCOS PERO SELECTOS, Y A LOS QUE NO FUERON PUES NO SABEN DE LA QUE SE PERDIERON, Y LO CONFIRMO, LEON ES UN PUEBLO METALERO DE CANASTA BASICA”.
El agestre dictamen de Kito apuntala una verdad a la que no se le puede desviar la mirada, porque está ahí, en la jeta de todo mundo.
Esa malnacida realidad a gemido a oídos sordos que el viejo y ancestral mote de “León Ciudad del Rock” es una falacia.
Sí, es una mentira. Los grupos de rock aferrados a tocar eternamente los mismos covers y los mismos tributos a las mismas bandas, en los mismos lugares, bajo los mismas condiciones, son los culpables de un estancamiento tan tóxico, como la mismísima Rosa de Guadalupe.
El rock fue cultura una vez. Hoy sólo es el gancho pa que jóvenes y chavorrucos acudan a los lugares de moda, a pagarle la bebida a chicas a las que sólo les interesa que terminen “los del conjunto”, pa ponerse a bailar punchis-punchis o berrear a gusto cualquier cosa de banda o narco-corrido.
Todo, en las narices de quienes abanderan hoy la escena del rock en la ciudad.
Antes se tenía actitud, se defendían los templos del rock, se llevaba la camiseta, se conocían los nombres de los discos, los números de sus canciones, los integrantes de la banda, sus habilidades, sus historias.
Un hecho inequívoco de la extinción de los rockeros de la ciudad se dio la noche del 31 de julio de 2014 en el Domo de la Feria, durante la presentación de The Dio Disciples.
Una banda conformada por Riper Owens (ex vocalista de Judas Priest que inspiró la película Rock Star en el 2001), Oni Logan (vocalista de Lynch Mob), Graig Goldy (el último guitarrista de Dio), Scott Warren (tecladista de Dio), Bjonr Englen (bajista de Yngwie Malmsteen y Tony MacAlpine), y Gonzo Sandoval (baterista de Armored Saint) fueron desairados por una ciudad que solía amar los solos de guitarra, los potentes altibajos de una voz abrazadora, el gruñido de la buena ejecución del bajo, el manto de misterio que teje el teclado, pero, sobre todo, que sabía el significado del “malocchio”.
Pongámoslo así, la noche lluviosa del jueves pasado (que por cierto no olvidará Oni Logan por la gotera que barrenó su cabeza mientras desarrollaba el show), la extensa obra de Dio fue expuesta de pies a cabeza por algunos de los tipos más aptos del planeta.
Profesionales que tocaron con entereza y perfección rolas de 10, que contrastaban con el 2X1 del boletaje y el 3X25 de los dogos en las puertas del recinto.
Pocos rockeros fueron. No acudieron a la cita porque no se enteraron, no tenían dinero o de plano han decidido entregarse por completo a una rutina que incluye la misma banda de jueves a sábado y la Sábana Santa en el Parque Bicentenario los domingos.
En fin, para todos aquellos que siguen vivos ¡Stand Up and Shout!