2001: A SPACE ODISSEY.
Jack Kirby tiene una frase que si bien se debate sobre si esta es real o no, lo cierto es que abarca su vida y obra:
“KID. . . COMICS WILL BREAK YOUR HEART”
Y dándole su lugar, Kirby fue por mucho tiempo el rey sin corona de la industria, hasta nuestros tiempos ya se le empieza a reconocer la importancia de sus decisiones para muchos personajes que amamos, después de todo Kirby era el encargado de ilustrarlos, aunque el hombre hacía de todo.
Son célebres sus colaboraciones con Stan Lee, y la dupla funcionaba porque cada uno sacaba lo mejor del otro. Pero los excesos y la celebración de Stan Lee como el creador total de los trabajos -en parte porque su nombre era más grande que el de los demás y porque era el que daba la cara- comenzó a generar en Kirby una envidia que lo corroía.
Kirby terminó odiando a Stan Lee de manera injustificada o no (esto se puede debatir), y abandonó la compañía que lo vio crecer para irse a la competencia. La competencia -DC- ni tarda ni perezosa aceptó a la leyenda entre sus colaboradores y así Jack Kirby crearía la saga de los nuevos dioses, su ópera magna: fue a pesar de su encanto y calidad, un rotundo fracaso.
Tiempo después volvería a Marvel Comics, pero las asperezas no se habían acabado. Stan Lee ahora era el jefe editor y rostro de la compañía y Kirby se mantuvo a crear proyectos independientes o pequeños. No tengo idea de dónde salió la idea pero Kirby decidió adaptar la trama de una película que salió 8 años atrás, tarde para los estándares de mercadeo pero a fin de cuentas una labor de amor que el sujeto quiso hacer: adaptar 2001 una odisea en el espacio.
Sí, esa 2001: Odisea en el espacio.
¿Vale la pena leer dicha adaptación? por supuesto, y esto va para los fanáticos del cómic y cine por igual, ya que es un experimento bastante curioso.
El número #1 es una adaptación de la película con ciertos cambios que resultan interesantes de ver. Kirby decide seguir la estructura de la película dejando a lugar 4 partes: La de la prehistoria, el viaje a la Luna, el destino del Discovery 2 y el clímax del monolito.
En la era de la prehistoria Kirby le da un nombre al primitivo principal llamándolo “Moonwatcher” y omite el silencio que pragma la película durante 25 minutos. Es obvio que Kirby tenía pegada la estructura de tener cajas de texto en el cómic -recordemos que viene de la vieja escuela- por ello encuentras material que describe lo que estás presenciando, pero Kirby se da el lujo de tener momentos de prosa… no es Shakespeare pero no se puede negar su belleza.
Pero apenas vamos al espacio, y si has tenido la dicha de leer la saga de Galactus de los FF reconocerás de inmediato que Jack Kirby se sentía cómodo con los temas de estelares y galácticos; el cómic usa ciertos segmentos de recorte en blanco y negro y hay momentos en donde el dibujo homenajea el célebre trabajo en efectos especiales de la película. Hacen que sueltes una expresión de asombro pues son peculiares.
Para el punto en donde el cómic llega al segmento del Discovery 2, notas algo diferente en HAL 9000. Y es que utiliza parte del guión original en donde la computadora tenía la voz de Martin Balsam -el detective Arbogast de Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960).– en vez de Douglas Rain. No es como si la frialdad del villano se fuera a trasladar a la perfección en papel pero es curioso y al leerlo no puedes pensar en el HAL que conoces. Y al término Kirby da rienda suelta a sus colores para explotar en creatividad con el viaje del monolito, esta resulta ser la mejor parte de toda la adaptación pues son viñetas de páginas enteras.
La adaptación de Kirby representa uno de los momentos más peculiares de su carrera, puesto que no se trató de una simple copiada y pegada del material, incluso el formato del cómic era diferente al tradicional, más cercano a lo que podría contemplarse como un material artístico, sin llegar a tener el formato Europeo (que tiende a parecer a un álbum de fotos).
¿Y saben lo más extraño? que la cosa dio para más.
2001, aunque no lo crean, formó parte de la continuidad de Marvel Comics. Poco tiempo después de que el cómic saliera a la venta comenzó la serie formal de 2001: Space Odissey donde Kirby continuó en el papel de dibujante y escritor al lado de otros colaboradores habituales de la empresa como Archie Goodwin (que al poco tiempo terminaría adaptando Star Wars).
Kirby hace algo interesante, y siguiendo la misma estructura de la película, trató de que 2001 se volviera una antología. Con dos historias separadas por el tiempo pero similar en sus personajes y situaciones, estos se encontraban con el monolito y recibían la bendición del conocimiento. Esto resulta más interesante en las cuestiones del pasado, pues vemos cómo los antiguos humanos descubren las lanzas, la religión y la rueda. Por parte de los humanos que se encuentran en el futuro, su situación siempre culmina con su transformación en “Hijos de las estrellas” -esos bebés estelares que confunden a la audiencia- dispuestos a hacer algo para mejorar la vida de los demás y a explorar los misterios del universo.
Por supuesto que los tiempos cambian y la serie no vendía como se esperaba, Kirby no pudo mantener la premisa de antología por mucho tiempo, abandonándola y presentando a uno de sus personajes más flojos: Mister Machine, que apareció por la increíble cantidad de dos números, antes de la cancelación del proyecto.
Ni Kubrick ni Clarke alguna vez dijeron qué les pareció esta adaptación, que si bien puede considerarse inferior a sus trabajos originales debieron contemplar algo.
Jack Kirby siguió con sus peleas emocionales y abandonó de nuevo a la compañía, terminaría trabajando para cine y televisión a un grado menor y publicaría cómics sin tener éxito hasta su lamentable muerte. Es por ello que siempre he pensado que 2001 representa la última instancia de un artista que hizo lo que quiso en un mundo que nadie lo quería, su carta de despedida para después ser ignorado.
Es por ello que sí, los cómics pueden romperte el corazón.